lo que yo leo

Un blog sin pretensiones, sobre reseñas literarias para leer en 10 minutos; contiene comentarios sobre libros, recomendaciones, divagaciones y toda clase de digestiones literarias que un lector compulsivo ha aderezado a su gusto. Por supuesto, abierto a colaboraciones y opiniones. Casi es obligatorio equivocarse aunque, evidentemente, yo soy yo y tú, eres tú, por supuesto; pero ni yo soy tú ni tú eres yo, por lo tanto, todo lo que escribas es tu responsabilidad: cada uno es dueño de sus palabras y de sus silencios, sin embargo, tu libertad no te permite escribir nada ilegal o degradante para otros como tú y como yo. Es por eso que, al menos ese SILENCIO sí impera en este blog.

«el gran reloj», de kenneth fearing, donde la búsqueda de sí mismo tiene un significado literal.

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Recordarás los besos, reales o imaginados. Recordarás las caras ante ti y las palabras intercambiadas. Recordarás el minuto repleto de significado, el momento de dolor, la hora malgastada. K.F. (del poema “Resurrección”, en la traducción de Jorge Ordaz.)

A pesar de contar el autor con una fama estimable como poeta, a pesar de que la presente novela haya sido adaptada al cine en dos ocasiones (el reloj asesino) y (no way out) , a pesar de haber escrito otras cinco novelas del género negro o criminal, el escritor norteamericano Kenneth Fearing (1902-1961) no se encuentra dentro de la lista de los autores de novela negra más conocidos en nuestro país, quizás por su militancia de izquierda -fue fundador de la Partisan Rewiev, en plena Guerra Fría- quizás por su escasa producción novelística.

Sin embargo la novela “el gran reloj” merece una buena reseña y que se le preste atención, pues cuenta con cualidades extraordinarias para ello.

Su argumento es todo un clásico del género, un romance equivocado con la persona equivocada: nunca te líes con la chica del jefe. El protagonista, editor ejecutivo de una revista de actualidad, desoyó mi consejo y tuvo una aventura con la amante del propietario del emporio periodístico en el que trabajaba. La mala fortuna, para él, hizo que su jefe les descubriera –aun sin llegar a distinguir ni identificar al protagonista, solamente percibir vagamente su contorno, deslumbrado por la luz de una farola- y el destino fatal, el de ella, se confabuló con la ira y los celos y fue asesinada casi sin querer.

A partir de ahí, se inicia un juego de persecución en el que el magnate periodístico encarga a su mejor investigador, precisamente nuestro común amigo, que encuentre e identifique al individuo que acompañaba a su novia momentos antes de que fuera asesinada, pero sin decirle los motivos reales de la búsqueda, empaquetarle el asesinato, como última persona que vio con vida a la chica, o bien empaquetarle a él, única persona que puede acreditar que el magnate de la prensa fue la persona que realmente la vio con vida por última vez.

Así, nuestro protagonista, dotado con todos los medios materiales y personales que la corporación empresarial pone a su disposición inicia la caza de sí mismo. La tensión del protagonista va en aumento y con él sufre el lector la ansiedad y angustia creciente a medida que el cerco se va estrechando a su alrededor. Al fina… viene el final, que no voy a contar.

El autor sabe combinar a la perfección la estructura formal de la novela con el efecto que quiere obtener en el lector, una intriga creciente y la sensación de desazón ante un desenlace inevitable. En efecto, la trama se articula en capítulos narrados desde el punto de vista subjetivo del personaje que lo protagoniza, dándonos una visión parcial, pero suficiente, de la acción que se desarrolla, que luego el lector, conocedor omnisciente de la cadena de pensamientos de los personajes, va dando forma hasta reunir completamente todas las facetas de la trama de la novela.

Su lectura es muy ágil y amena, con un lenguaje sencillo y cargado de una fina ironía y humor ácido que se corresponde perfectamente con el carácter del protagonista. 

El título hace referencia a esa metáfora tan recurrente del Gran Reloj que rige inexorable nuestro destino, que marca el “tempo” de nuestra existencia sin que nosotros seamos capaces de alterarlo. El protagonista se manifiesta ciertamente bajo el influjo de un determinismo filosófico que, sin embargo, sus actos contradicen, sobre todo a la hora de evaluar su situación personal y idear estrategias para salvarse de la situación en la que le esta colocando su jefe.

En resumen, una novela y un autor a descubrir y muy recomendable. Un saludo.

«El gran reloj corría en todas partes, no perdonaba a nadie, a nadie omitía, no olvidaba a nadie, nada sabía. No era nada, me habría gustado añadir, pero yo lo conocía un poco mejor. Era más o menos todas las cosas. Todo lo que existe.»

  • Autor: Kenneth Fearing
  • Traducción de Fernando G. Corugedo
  • Editorial: RBA – Serie Negra
  • ISBN: 9788498678840
  • Páginas: 188

Autor: loqueyoleo

En un mundo mudo y lleno de ruido y furia, resuena el silencio de las palabras olvidadas entre las páginas de un libro: despierta, comparte y lee.

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