Víctimas de la moda [ Del glamour a la esclavitud ]


Campaña Ropa Limpia .-Consumo responsable.

Cada uno de nosotros consume entre 8 y 9 kilos de ropa al año, lo que supone la bonita cifra de 390.000 toneladas de residuos textiles sólo en España.

Esta cifra es más que preocupante teniendo en cuenta que estamos programados a cambiar de vestuario cada temporada. La mayoría de la gente no suele cuestionarse cuando llegan las rebajas: ¿seguro que no tenemos nada que ponernos, o que ésa camisa que desechamos ha llegado al fin de su vida útil?

 

Pocas veces nos planteamos el proceso que lleva una prenda de ropa desde que la materia prima se recoge hasta que el producto manufacturado llega a nuestras tiendas, pero hay una larga cadena con múltiples eslabones ambientales, laborales y sociales de todo tipo que deberíamos tener en cuenta.

Y no sólo eso: gran parte de la ropa que desechamos alegremente porque ya no está “a la moda” puede estar muy viva.  Por ello nos parece muy interesante la campaña que desde AERESS (Asociación Española de Recuperadores de Economía Social y Solidaria) están llevando a cabo para concienciarnos de este grave problema.

Con el nombre de “TIRANDO DEL HILO” nos enseñan ése camino oculto que lleva cualquier prenda de ropa, así como lo que podemos hacer para un pleno aprovechamiento de ella.

Pongamos un ejemplo: un pantalón con etiqueta europea suele seguir un proceso como éste.

  • Se hila en Turquía
  • Se teje en Singapur
  • La tela se estampa en Francia, con tintes fabricados en Polonia y Chile
  • El algodón es de la India
  • Se cose en Guatemala para una empresa de Corea del Sur
  • La empresa surcoreana produce para una transnacional de vaqueros inglesa
  • De Inglaterra llegan aquí

Un largo camino, ¿verdad?.

Aquí debemos tener en cuenta dos factores principalmente: por un lado, las materias primas que se utilizan para fabricar la ropa, que suelen venir o bien de recursos no renovables como el petróleo, (en el caso del nylon por ejemplo), o bien de fibras vegetales con su repercusión ambiental en forma de pesticidas, abonos o tintes peligrosos para la salud humana y para el ecosistema de origen. Conocer el origen de la ropa que nos ponemos es básico para entender la importancia que tiene.

El segundo factor a tener en cuenta es la explotación y la falta de los derechos más elementalesque suelen conllevar la fabricación textil en países del tercer mundo. Normalmente los sueldos en estos países son ínfimos y las condiciones laborales distan mucho de ser dignas.

Desde la Federación de Ongs SETEM, y dentro de su campaña “ROPA LIMPIA” nos destacan variados ejemplos de esta verdadera “esclavitud moderna” perpetrada por empresas del primer mundo.

Las soluciones pasarían no sólo por la auditoría de las empresas sospechosas de trasgredir la ley, sino por un seguimiento efectivo de las medidas que han de tomarse dentro de las empresas para garantizar la no vulneración de los derechos de los trabajadores.

Asímismo, una plena concienciación por parte de los estados compradores a fin de exigir a sus empresas responsabilidad en estos temas es más que necesario. El dinero, de nuevo, importa más que los derechos humanos.

Porque son responsables. Todos lo somos en cierta medida. Tenemos que empezar a “pensar globalmente y actuar localmente”.

Tengámoslo muy en cuenta la próxima vez que vayamos de compras. .-Haces falta

Catálogo pdf de la campaña: Tira del hilo
PDF: Somos lo que vestimos

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Punto y aparte -.

«Las multinacionales textiles y cadenas de moda españolas se han visto retratadas en varios informes por el trabajo vejatorio y esclavo de mujeres y niños en países empobrecidos y en España». Francisco Sandalio

La moda de la ropa vaquera envejecida tiene un precio más allá del marcado en la etiqueta. El desgaste de este tejido a mano con chorros de arena natural o «sandblasting», técnica prohibida en Europa desde hace 45 años, ha dejado 5.000 enfermos de silicosis en Turquía, 50 de los cuales ya han muerto.

El término ingles «Fashion Victim», víctima de la moda, da nombre a aquellos que se mueren por vestir a la última. Sin embargo, las verdaderas víctimas de la moda las puso ayer sobre la mesa la ONG Setem. Esta entidad ha denunciado en Valencia que 5.000 trabajadores del sector textil en Turquía, principal exportador de ropa vaquera a la UE, podrían sufrir silicosis debido al uso de una técnica para envejecer tejidos prohibida en Europa desde 1966 por ser peligrosa para la salud.

Setem, dedicada a promover el comercio justo, es la portavoz en España de la Campaña Ropa Limpia (CRL) que ha lanzado una acción de urgencia contra el «sandblasting» o el desgaste de ropa vaquera a mano con chorros de arena natural, muy rica en sílice. Elena Rabanaque, responsable de la CRL en la C. Valenciana, alerta de que esta técnica «ha provocado ya 50 muertes por silicosis aguda en Turquía».

Esta enfermedad incurable, que hasta ahora se asociaba con la minería, ha comenzado a darse por primera vez entre trabajadores del textil. Esto sucede en Turquía, donde según Rabanaque «se han detectado 600 casos de silicosis entre operarios del ‘sandblasting’, que se teme que crezcan hasta 5.000». La mayoría son inmigrantes, muchos de ellos menores de edad, que trabajan en condiciones infrahumanas y sin contrato en talleres ilegales. Gran parte de estos locales, en los que llegan a dormir los operarios y sus familias, carecen de ventilación para que la arena no escape al exterior y pueda reutilizarse.

Los cristales de sílice suspendidos en el aire penetran en los pulmones de los operarios que trabajan, en la mayoría de casos, sin mascarillas o protegidos por un trapo, obstruyendo sus alvéolos y, por tanto, anulando progresivamente la capacidad pulmonar. Los síntomas, según un informe de la CRL, «incluyen la falta de aliento, que conforme la enfermedad avanza se produce incluso mientras se descansa. Esto supone un esfuerzo adicional para el corazón que provoca, finalmente, la muerte».

Deslocalización a países asiáticos

Tras el escánadalo provocado por el disparo de los casos de silicosis, Turquía prohibió en 2009 el «sandblasting», pero «muchos talleres siguen funcionando de forma clandestina y gran parte de la producción se ha trasladado a países asiáticos sin derechos laborales como Bangladesh, China, Pakistán, India o Siria», apunta Rabanaque.
La presión de la CRL, que une a 200 asociaciones de 15 países europeos, ha conseguido que grandes marcas como Levi-Strauss, H&M, C&A, el grupo Inditex (Zara…), Carrefour, El Corte Inglés o Adolfo Domínguez, eliminen el «sandblasting» de su cadena de producción. Rabanaque anuncia que Setem hara campaña en Valencia a pie de calle ante las tiendas de las marcas que aún no han renunciado a los «vaqueros asesinos».    Rafel Montaner | Levante-EMV

«Por ejemplo, aquí mismo en España, Cecilia Monllor en su Libro «Zarápolis», edición 2001, recoge unas declaraciones anónimas de como estas empresas coaccionan a las cooperativas: «Zara es una apisonadora, se puede permitir todo. Nuestros problemas no son su problema, nosotros no somos Inditex y si no cumplimos las condiciones a la calle. Trabajamos en exclusiva para ellos porque son los únicos que garantizan el trabajo durante todo el año (…). Nos paga igual que hace 11 años. En cuanto hacemos un amago de protestar, se salen con que el mundo está lleno de pobres desgraciados dispuestos a hacer el mismo trabajo por menos de la mitad, con lo que siguen pagándonos 350 pesetas (2,10 euros) por montar un vaquero de cinco bolsillos». Si esto es así, aquí en España, ¿cómo es en los países del tercer mundo o en vías de desarrollo donde las multinacionales tienen trato preferente y prima la inversión sobre los derechos de los trabajadores?»

.- «El consumidor final vive engañado bajo un espejismo publicitario creado por la propia marca, el oasis del «algodón ecológico»  o el ya conocido «100% algodón», lo que el/la  consumidor/a no sabe es: ¿son los tintes utilizados ecológicos o…  son sintéticos…?, y lo más importante, ¿son dañinos o tóxicos?

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.-Víctimas de la moda

Casi todas las marcas del textil fabrican sus ropas en China, Bangladesh o India, los salarios son bajos y la legislación para proteger el medio ambiente es permisiva. Pero no sólo en los países con salarios bajos los trabajadores están siendo envenenados; trabajadores del textil y consumidores en Europa también entran en contacto con peligrosas sustancias químicas y caen enfermos. El agente antimoho DMF que es usado con frecuencia en zapatos puede quemar la piel. Tintes sintéticos cancerígenos se encuentran a menudo en la ropa interior negra, los llamados azoderivados, también el rojo puede estar contaminado por esta sustancia.

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.-El algodón. La cara oculta del oro blanco.

El algodón es un material muy deseado presente casi en el 40% de nuestra vestimenta. A los consumidores les atrae porque está asociado a la idea de un producto natural. Una parte del algodón que se consume en Francia procede de las plantaciones africanas. Sin embargo, su cultivo esconde secretos inconfesables. Malí, Costa de Marfil y Burkina Faso son los tres países de mayor producción de algodón. Lo que casi nadie sabe es que existe un comercio de esclavos del algodón, una realidad vivida cada día por muchos niños de África Occidental.

En el continente africano, unos 16 millones de campesinos dependen del cultivo del algodón. En Malí cada año se producen más de 260.000 toneladas de algodón. En esta región hay principalmente pequeñas explotaciones familiares donde trabajan niños que ganan unos 7 euros al año en efectivo, el resto lo reciben en especies. Les dan arroz o cebada para poder sobrevivir.

El trabajo infantil es una práctica habitual, a pesar de estar prohibido. Algunos productores echan mano de los niños de la familia, otros van todavía más lejos. Algunos explotadores reclutan a centenares de niños en las escuelas. Los alumnos recogen algodón desde las 8 hasta las 5. La única recompensa por 9 horas de trabajo es un caramelo, uno para cada alumno.

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Las asociaciones, ONGs y varios grupos sindicales han presentado un sin-número de veces recomendaciones a las multinacionales de la industria textil, que cara al consumidor final se cumplen; sin embargo, en la practica, las metas comerciales que las propias compañías se imponen a sí mismas, más  las exigencias de los inversores y accionistas imposibilitan y menoscaban estas sugerencias infravalorando su importancia, no es nada nuevo… es un hecho que con tanta competencia primen los beneficios y cumplir objetivos corporativos sobre los valores humanos y la calidad de vida de los trabajadores. 

Campaña Ropa Limpia | Análisis de las empresas involucradas en la industria

Campaña Ropa Limpia | Perotá Chingó canta a capela ‘Tonada de luna llena’

http://ropalimpia.org/


«Anda muchacho a la casa
Y me traes la carabina
Pa’ mata’ este gabilan
Que no me deja gallina

La luna me esta mirando
Yo no sé lo que me vé
Yo tengo la ropa limpia
Ayer tarde la lavé

La luna me esta mirando
Yo no sé lo que me vé
Yo tengo la ropa limpia
Yo tengo la ropa limpia
Ayer tarde la lavé
Ayer tarde la lavé

Luna, luna, luna llena, menguante
Luna, luna, luna llena, menguante»

Tonada de luna llena (Simón Díaz)

. Campaña Ropa Limpia .

.-¿Qué deberían hacer las empresas?

La Campaña Ropa Limpia (CRL) ha elaborado unas pautas sobre qué pueden hacer las empresas para comprobar si en sus cadenas de distribución se respetan los estándares laborales nacionales e internacionales.

Código de conducta

El primer paso que debería hacer una empresa es adoptar un código de conducta. Hay varios componentes esenciales que debería contener: que el código sea exhaustivo, que sea creíble, que sea transparente y que haga referencia a los principios de la Organización Internacional del Trabajo-OIT.

El código de conducta de Ropa Limpia exige que se garantice lo siguiente:

– Los derechos sindicales, incluido el derecho a un convenio colectivo
– Que no haya trabajo forzado
– Que no haya trabajo infantil
– Que no haya discriminación
– El establecimiento de un máximo de horas de trabajo
– Unas condiciones de higiene y seguridad
– Un salario mínimo
– La estabilidad laboral

La adopción de un código de conducta es sólo un primer paso. El verdadero reto está en ponerlo en práctica y, a la larga, en mejorar las condiciones laborales de la compañía. La implementación del código exige poner en marcha sistemas y procedimientos de gestión que incorporen principios éticos en todas las operaciones que la compañía lleve a término. Esto incluye procedimientos que le permitan hacer un seguimiento de la situación de todas las personas trabajadoras de su cadena de producción y comprobar la fiabilidad de la información recogida. Asimismo, incluye la elaboración de planes de acción correctivos y la adopción de prácticas de compra que hagan posible el respecto de los derechos de los trabajadores y trabajadoras por parte de los proveedores.

La Campaña Ropa Limpia considera importante que los sindicatos, ONG y los trabajadores y trabajadoras de cada país, puedan dar su opinión al determinar cómo se implementan los códigos. En este sentido, creemos que la participación de las empresas en las denominadas Iniciativas Multistakeholder (MSI en sus siglas en inglés) es un paso adelante importante. Actualmente ya hay varias MSI en marcha y a las cuales las empresas pueden adherirse, como por ejemplo la Ethical Trade Initiative en Reino Unido, la Social Accountability International (SAI) en los Estados Unidos, la Fair Wear Foundation en los Países Bajos. Formar parte de estas iniciativas no significa que todas las prendas de ropa que la empresa comercializa sean aceptables. Quiere decir que la empresa se ha comprometido a cumplir un programa de trabajo determinado, y que los trabajadores y trabajadoras y sus organizaciones tienen el derecho de presentar quejas a la Iniciativa si piensan que la empresa miembro ha infringido el código.

Derechos sindicales

La libertad de asociación y de negociación colectiva se conocen como «derechos habilitadores» que ofrecen a los trabajadores y las trabajadoras los medios para llevar a término un control a su puesto de trabajo y por poder negociar la mejora de las condiciones laborales con la dirección de la empresa. Los derechos sindicales se niegan sistemáticamente tanto ante la ley como en la práctica. También es uno de los derechos humanos sobre el que resulta más difícil hacer un seguimiento. ¿Las compañías están adoptando medidas adecuadas, de una manera proactiva, para corregir estas cuestiones?

¿Y los poderes públicos?

La presión a las firmas de ropa no puede ser una medida aislada. La CRL también exige a los gobiernos de los países productores y a las instituciones internacionales un compromiso efectivo por garantizar el cumplimiento de los convenios fundamentales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Las limitaciones a los abusos de las empresas transnacionales no pueden venir sólo de sus medidas de responsabilidad social voluntarias. Hace falta una regulación internacional y organismos que puedan imponer su cumplimiento y que tengan capacidad sancionadora.

Por esta razón, la CRL también denuncia las políticas de países del norte y del sur destinadas a favorecer el libre comercio a cualquier precio poniendo el capital por delante de las personas.

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.-Perder el hilo

SETEM presenta el documental ‘Perder el hilo’ sobre la producción de ropa de trabajo en Marruecos. El reportaje explica las dificultades de trazar el origen de la ropa de los policías, bomberos, jardineros, etc. de las administraciones públicas europeas y las condiciones laborales de las personas que la confeccionan. Realizado por la asociación Fora de Quadre para SETEM Catalunya.

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.-Reputación de la industria textil española  por Francisco Sandalio
Fecha: 2004-06-27

INDITEX S.A. (Industrias de Diseño Textil Sociedad Anónima) es un grupo multinacional español de fabricación y distribución textil. Tiene su sede central en el Polígono Industrial de Sabón, en Arteixo, La Coruña, España. Inditex opera 5402 tiendas bajo las marcas Zara, Zara Home, Massimo Dutti, Pull & Bear, Bershka, Oysho, Kiddy’s Class, Uterqüe o Stradivarius, entre otras.

Las multinacionales textiles y cadenas de moda españolas se han visto retratadas en varios informes por el trabajo vejatorio y esclavo de mujeres y niños en países empobrecidos y en España.

Al ver el documental ‘Planeta Zara’ podríamos plantearnos: ¿cumplen las multinacionales de la industria textil parámetros que deban preocuparnos?

    El documental “Las Corporaciones. ¿Instituciones o psicópatas?”, escrito en 2003 por Joel Bakan, lo explica de la siguiente manera:

   

* Yo siempre indico que no existe una organización en este planeta que pueda descuidar sus bases económicas. Incluso el que vive debajo de un árbol depende del apoyo de otro. La parte económica tiene que ser atendida por todos. No es solamente el negocio

* Pero a diferencia del que vive bajo un árbol, toda corporación que trabaja cara al público ha sido estructurada bajo unos parámetros legales de característica muy peculiar: la ley les exige anteponer los intereses financieros de los dueños a los intereses competitivos

* La corporación está legalmente obligada a poner las ganancias sobre todo lo demás, incluso sobre el bienestar público. No es una ley de la naturaleza, es una decisión judicial muy específica para que sólo se preocupen por los ingresos a corto plazo de sus accionistas, los cuales están aglutinados

* ¿A quién le deben lealtad estas compañías? ¿Qué significa la lealtad? Esto resulta ser un concepto muy ingenuo, ya que las corporaciones siempre se deben a sí mismas para crecer y generar ingresos. Al hacer esto, tiende a ser más beneficioso, hasta el punto de hacer que otros paguen los platos rotos por su impacto en la sociedad

* Los economistas usan una palabra terrible para esto: “externalidad”. Una externalidad es el efecto de una transacción entre dos individuos y una tercera parte que no ha consentido ni ha jugado ningún papel en la realización de la transacción.

* En esa área hay muchos problemas, sin duda alguna. Manejar un negocio es una propuesta difícil. Hay que minimizar costos en cada aspecto, y llega un momento cuando la corporación decide que es mejor que otro se ocupe de eso.

* Una corporación es una máquina para “externalizar”, así como el tiburón es una máquina para matar. Cada uno está diseñado de manera muy eficiente para lograr objetivos particulares. En el logro de esos objetivos no hay maldad ni mala fe. Tanto la empresa como el tiburón lo llevan por dentro: hacer aquello para lo que fueron diseñados.

* La corporación tiene la presión de dar resultados y de externalizar cualquier costo que el público incauto le permita externalizar.

* Para determinar por qué la corporación se conduce como una máquina de externalizar, podemos analizarla como un psiquiatra a un paciente. Hasta podemos formular un diagnóstico basados en casos típicos del daño causado a otros, seleccionados de un universo de actividad corporativa.

   Las prácticas corporativas examinadas encajan con los síntomas que el DSM-IV considera definitorios de la  psicopatía, atestiguado por el doctor Robert D. Hare, especialista de renombre en el campo de la psicología criminal:

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  • Despiadada desconsideración por los sentimientos de los otros.
  • Incapacidad para mantener relaciones prolongadas.
  • Despreocupación imprudente por la seguridad de otros.
  • Falsedad: mentir y engañar repetidamente a otros para lucrarse.
  • Incapacidad de sentir culpa.
  • Incapacidad de acatar las normas sociales y los límites legales de conducta.

La revista Clave (4-6-2004) denunciaba que las prácticas de compra de las grandes empresas textiles españolas han sido cuestionadas por la vulneración de los derechos fundamentales de los trabajadores de las plantas y telares instalados en países en el Tercer Mundo. Algunas organizaciones no gubernamentales han denunciado las malas condiciones de los empleados de los talleres que tejen la moda que se luce posteriormente en los principales escaparates de las más lujosas avenidas de las capitales de Occidente.

La organización Setem puso los pelos de punta al mundo entero al publicar su investigación sobre las condiciones de trabajo de niños y mujeres en 20 talleres textiles de Tánger, cuyos resultados afirman que son extrapolables al 60% del medio millar de talleres que funcionan en esta ciudad marroquí. Su investigación, que se llevó a cabo entre 2001 y 2002, señaló que 12 talleres de los inspeccionados trabajaban para grupos españoles reconocidos, entre los que citaban a Inditex, Mango, Induyco (proveedor de El Corte Inglés), Mayoral, Visto Bueno (grupo Eroski) y Princesa (grupo Sans). La ONG asegura que Inditex y Mayoral son las que proporcionan la mitad de los encargos de confección de estos talleres.

En Marruecos -donde producen Cortefiel, Inditex (Zara), Mango e Induyco (Corte Inglés)- una fábrica textil de Tánger vendía hace tres años por 3,3 euros un pantalón a las grandes firmas españolas; hoy sólo cobra 2 euros. Las trabajadoras tienen jornadas de entre 12 y 16 horas en temporada alta, porque desde España se les piden plazos de entrega de menos de 6 días en aras de los cambios de escaparate. Las grandes marcas de ropa españolas han aumentado la presión sobre las fábricas de países emergentes, lo que ha provocado el trabajo a destajo y rebajas en los precios de hasta el 40%. El sector textil de Marruecos cuenta con unas 2.000 empresas.

En su informe, Setem detallaba pormenorizadamente abusos y violaciones de los derechos humanos, empezando porque en estos talleres son explotadas niñas adolescentes de 12 años cortando hilos o transportando cajas de tela de una cadena de producción a otra durante las diez horas que dura la jornada completa, la misma que la de los adultos, sólo que cobran mucho menos (3 dirham la hora). A veces sufren malos tratos físicos y también acoso sexual, añade la organización.

Setem denunciaba también que había niños menores de 15 años cosiendo a máquina, con el consiguiente riesgo de accidente. Riesgo que se multiplica al manejar una maquinaria obsoleta como la que se encuentra en estos talleres, en los que la ventilación y la luz natural brillan por su ausencia. Aquí es elevada la incidencia de las enfermedades dermatológicas, por el contacto con las telas; respiratorias, por la contaminación ambiental; y lumbares, por la absoluta falta de ergonomía en el puesto de trabajo. Por no hablar de la vista, que este tipo de labores arruina para siempre.

Como sea que ningún obrero, ni menor ni mayor de edad, tiene seguro médico, tanto en caso de enfermedad común como de accidente laboral debe costearse su tratamiento y se le descuenta el salario de los días que falte a su trabajo. Ni que decir tiene que las mujeres embarazadas pierden automáticamente su puesto de trabajo.

Los trapos sucios de las textiles españolas en Marruecos fueron los primeros en ponerse al descubierto al poco de salir Inditex a Bolsa. Casi la totalidad de las prendas confeccionadas en los talleres subcontratados se destina a la exportación. Francia, Inglaterra, Alemania y España son los destinos más frecuentes. Tras la publicación del informe, la gallega Inditex impuso un plan de «responsabilidad social», que según los expertos es un guiño a la galeria, que le permitió anunciarse en los medios como la pionera en estas preocupaciones dentro de su sector en España. No olvidemos que multinacionales y bancos españoles han sido recientemente distinguidas por la CRUZ ROJA ESPAÑOLA. Empresas como: INDITEX, SCH, BBVA, REPSOL YPF, TELEFONICA, CARREFOUR… logrando así un lavado de imagen. Todavía existen organizaciones con vergüenza, como Cáritas en Galicia, que se ha negado ha recibir una ayuda de Inditex , como rechazo a su explotación. Sin embargo el Monitor Español de Mercado Corporativo ( MERCO) en Marzo de 2003 por tercer año consecutivo otorgaba al El Corte Inglés la primera posición como empresa española más reputada. E Inditex se aúpa al segundo lugar y su presidente, Amancio Ortega, lidera el ranking de mejor lider empresarial. ¡Pasen y lean! : El grupo Inditex ganó el premio de la Fundación CODESPA 2003 como «empresa solidaria» por sus proyectos de desarrollo en los países donde está presente, que entregó el Príncipe de Asturias. A José María Castellano, vicepresidente y consejero delegado de Inditex y catedrático de Economía de la Universidad de A Coruña, brazo ejecutor de las singladuras del grupo, le concedieron en el 2003 el premio al empresario ético del año que concede la revista británica The Economist y la consultora de búsqueda de directivos Spencer Stuart. Se sorprende y sólo atina a exclamar «¡Qué barbaridad!»(Cinco Dias 13-10- 2003).

Multinacionales como Benetton, Nike, Adidas, H&M, GAP, acuden a la economía sumergida para subcontratar los encargos. De esta manera, las grandes empresas del sector quedan eximidas formalmente de toda responsabilidad en la explotación de los trabajadores, niños y mayores, de países lejanos y de aquí mismo.

Denuncias en España

A estas denuncias en países empobrecidos se han unido otras de índole nacional en las que también se ha visto implicada Inditex, de la que hoy dependen directamente casi 40.000 trabajadores en todo el mundo, 3.600 de ellos en sus dos centros de producción en A Coruña. Tiene 2.000 tiendas repartidas por 50 países según datos de El PAIS (21-05-2004)

Todo empezó a partir de que un ex empleado de Zara en A Coruña denunciara en el número de junio de 2001 de la revista digital «El Militante» coacciones a los trabajadores, abusos de poder, ritmos salvajes de producción o jornadas de trabajo interminables». Ritmos que impone su política de renovar por completo el 40% del contenido de las tiendas del grupo cada 15 días. Las quejas llegan incluso de las cooperativas textiles gallegas por el ritmo frenético de producción a precios que impone la multinacional, porque si el pedido no se entrega a tiempo, Inditex penaliza con una rebaja del precio.

Una imagen vinculada a la economía sumergida

En su libro «Zarápolis» Ediciones Bronce. Madrid, 2001) Cecilia Monllor recoge unas declaraciones anónimas de una de estas cooperativistas: «Zara es una apisonadora, se puede permitir todo. Nuestros problemas no son su problema, nosotros no somos Inditex y si no cumplimos las condiciones a la calle. Trabajamos en exclusiva para ellos porque son los únicos que garantizan el trabajo durante todo el año (…). Nos paga igual que hace 11 años. En cuanto hacemos un amago de protestar, se salen con que el mundo está lleno de pobres desgraciados dispuestos a hacer el mismo trabajo por menos de la mitad, con lo que siguen pagándonos 350 pesetas ( 2,10 euros) por montar un vaquero de cinco bolsillos».

Han sido estas y otras denuncias las que han propicia que la tradicional imagen gallega de la economía sumergida esté unida a Inditex, aunque las prácticas sean comunes a todo el sector. Es el precio del líder, afirman los expertos. Una imagen que se extiende por toda España, aunque la mitad de los talleres con los que trabaja se concentran en Galicia y el Norte de Portugal, a través de los «grupos de mujeres que acuden a los talleres (externos) a la hora señalada con el carro de la compra para recoger el material y llevárselo a casa», utilizando las palabras de la doctora en Psicología del Trabajo Mar Iglesias. Para los sociólogos gallegos Carlos Rabuñal y Marta Casal hay que buscar a los verdaderos autores del milagro del Grupo en los «talleres concebidos únicamente como un instrumento de alta productividad a bajo coste…», en estos talleres, dicen, «se fuerza a los empleados a trabajar en condiciones pésimas» Una de las frases preferidas de los encargados, aleccionados por los enlaces o representantes de Inditex , suele ser ésta: «Mira, si no estás de acuerdo, ahí estan los negros deseando trabajar.«(Libro «Amancio Ortega de cero a Zara», La esfera de los libros, 2004, pag. 100).

Como remate e ironía de la situación laboral, Manuel Patiño, representante sindical de CC.OO., llega a afirmar: «No podemos presionar mucho, porque en Portugal producen a mitad de precio». Y en unas declaraciones a Artículo 20 dijo:«Ojalá tuviéramos más empresarios como Ortega». A lo que los responsables de Inditex señalan que hasta ahora las relaciones laborales han discurrido con normalidad y que las retribuciones de la plantilla interna de producción, no la de los proveedores, «está por encima de la media del sector». Setem también ha puesto de manifiesto que en Toledo las mujeres realizan en sus casas remates para los talleres que trabajan con Inditex por 90 céntimos de euro la hora. Por todo ello chocan sobre todo las declaraciones del líder sindical de la UGT, Cándido Méndez: “La empresa tiene cierta reticencia hacia los sindicatos, pero Ortega no tiene un perfil antisindical”.

Inditex implicada en la explotación de inmigrantes. 

En 2003 salta a los titulares de la prensa la implicación indirecta de la multinacional en la explotación de inmigrantes ilegales, tal como recoge solidaridad.net en sus web, generalmente chinos, en pequeños talleres cosen ropa para Zara y otras marcas del grupo. Por sueldos de apenas 600 euros, trabajan 16 horas diarias e incluso comen y duermen hacinados en el centro de trabajo.

La policía desmanteló en Santiago de Compostela una nave donde trabajaban, en condiciones infrahumanas, 19 inmigrantes chinos. Ahora se sabe que confeccionaban ropa para Zara (Inditex). Es lo que asegura su propietario, Wei-Jiong Liu (Luis el chino). Luis el chino, antes de meterse de lleno en la negocio textil, era propietario del restaurante Hong Kong. Decidió comprar la empresa Confecciones Lucía Landeira, que ya recibía encargos de una filial de Inditex, y aparcar los rollitos primavera. Cuando la policía intervino la nave donde Liu explotaba a 19 compatriotas (17 de mayo), encontró un escrito en el que constaba que antes del 30 de junio debían estar confeccionadas 28.000 prendas. Y los pedidos eran para Zara. De los 19 chinos que trabajaban en la nave del municipio coruñés de Teo, 10 tenían papeles y contrato, pero el resto eran ilegales.

El Correo Gallego, (23-5-2003) informaba que la policía autonómica Catalana y la Inspección de Trabajo desmantelan un taller de confección clandestino en al calle…. donde descubrieron 21 trabajadores chinos la mayoría sin permiso de trabajo que trabajaban 16 horas diarias a 17 céntimos de euro la pieza. El taller funcionaba las 24 horas del día y los empleados vivían en el mismo taller en condiciones infrahumanas. El propietario del negocio producía para Zara y Berska y en el taller se encontraron numerosas etiquetas de Inditex. Inditex reconoció que eran un taller subcontratado por ellos y decidió retirarse de todos lo talleres que tenia en toda esta zona, y trasladar esa producción Rumania a y Bulgaria el 15 de julio la policía cerro otro taller similar en la zona

La respuesta de la compañía a la difusión de estas irregularidades ha estado dirigida a intentar limpiar su imagen cuanto antes. De hecho, en 2001 se adhirió al «Pacto Mundial de Naciones Unidas» que no es más que un intento de lavar la cara de las compañías transnacionales, vinculando su imagen a la de la ONU.

En febrero de 2004, otra investigación de Intermón Oxfam, sobre la «esclavitud laboral» que viven los trabajadores del sector textil en 12 países del Tercer Mundo afirmaba que el modelo de negocio del grupo gallego, así como de Cortefiel, Mango e Induyco-Corte Ingles (cuyo presidente es Isidoro Alvarez), basado en conseguir una producción más barata, más rápida y flexible, genera una presión en el último eslabón de la cadena que conduce a precariedad». Las grandes marcas concentran un gran poder y exprimen a los trabajadores que se encuentran al final de la cadena, y que en su mayoría son mujeres y niñas. El informe descarta que la responsabilidad de esta situación sea sólo de las grandes corporaciones y recuerda que muchos Gobiernos, alentados por el FMI y el Banco Mundial, atraen a los inversores ofreciendo bajos costes y mano de obra flexible.

La nueva denuncia de Intermón-Oxfam revela que pocas cosas han cambiado las empresas en sus relaciones con los países más empobrecidos respecto a las condiciones laborales de mujeres y niños, después de su lavado de cara. Estos, por ser menores de edad, y aquéllas, por tener que trabajar hasta 18 horas seguidas sin cobrar las horas extras y sin opción a negarse. En alusión a los riesgos de impedir la contratación de los niños en las fábricas, José María Castellano, consejero delegado de Inditex desde 1984, levantó una fuerte polémica con estas declaraciones: «En algunos países, si quitas á los chicos de trabajar es peor, es un problema para las familias y acaban en la prostitución«. Ante esta canallada, nosotros afirmamos que ningún niño debería verse obligado a trabajar para poder sobrevivir. ¿Cómo pueden aceptar un código social para unos países, y no para otros?. ¿Es que hay ciudadanos de primera, con todos los derechos, y ciudadanos de tercera, cuyos derechos se limitan a ser explotados en las fábricas para no verse obligados a venderse en la prostitución?.

Pascual Maragall, en su viaje de «Estado» a Marruecos, ha invitado a la industria textil catalana a invertir en aquel país.«Llevan años haciéndolo, señala Martín Prieto en su artículo titulado «pasarela de alta delincuencia,» invirtiendo en mano de obra barata y sin costes laborales. Los talleres clandestinos de chinos, que cada tanto desmonta la Policía en Madrid, Galicia o Cataluña son la cara amable de está pasarela, ya que al menos los modernos galeotes de la máquina de coser son explotados por connacionales. Todo este turbio negocio en el que el capitalismo más «chic» se reedita a sí mismo en el Manchester del siglo XIX, debería ser tenida como trata de blancas(o de asiáticas o magrebíes, que hasta para eso hay clases), y de violación agravada de los derechos de la infancia, cunso son los niños los que malcosen la manga de una chaqueta a cambio de un comistrajo.. No hay mayor iniquidad que la de estos santones de la ropa de marca (que consumimos como pa-letos) y que venden humo, glamour y supuesta distinción a cuenta del hambre de los más pobres, sobre la que se enriquecen. Hasta Benetton se permite el descaro de hacer campañas publicitarias solidarias cuando no puede decir dónde hace sus camisas, con cuya venta milagrosa se ha comprado dos millones de hectáreas en la Patagonia donde crían millones de ovejas y acaba de denunciar a los indios mapuches por la invasión de sus tierras. La globalización no es esto. La semiesclavitud de mujeres y niños es la regresión al capitalismo bestial sobre el que reflexionó Marx: es el capicanibalismo. 

EL IMPERIO DE AMANCIO ORTEGA

Es dueño de Zara, Massimo Dutti, Stradivarius, Pull&Bear, Bershka, Kiddy´s, Oysho, Zara Home (decoración y hogar). Con 2.000 tiendas repartidas por 50 países, en el imperio de Amancio Ortega Gaona no se pone el sol. La cifra de negocio del grupo Inditex se elevó en el primer trimestre del ejercicio 2004 (entre el 1 de febrero y el 30 de abril) a 1.203,2 millones de euros

La elección de Hong Kong para instalar la tienda número 2.000 pone de manifiesto el interés del grupo español en potenciar su presencia en la zona. Inditex ya está presente en cuatro continentes: en Europa, tiene abiertas 1.718 tiendas; en América, 174; en Asia-Pacífico, 18, y en el resto del mundo, 90. Los planes estratégicos de la compañía pasan por reforzar su presencia en Europa hasta 2008 y, posteriormente, ampliar su negocio en el sureste asiático. Sólo queda Oceanía, pero todo se andará. Inditex obtuvo en 2003 unos ingresos totales de 4.599 millones de euros, con un incremento del 16% ( El PAIS 21-5-2004)

Amancio Ortega y su ex mujer suman una fortuna de más de 12.000 millones de dólares, muy por encima de otros ricos oficiales del reino, como los banqueros March y Botín o las hermanas Koplowitz. En el ranking de la revista Fortune. A. Ortega es el primer español, el quinto más rico de Europa y la fortuna número 18 del mundo. Es una de las 25 personalidades económicas europeas más influyentes de los últimos 25 años, según el diario económico británico Financial Times.

A través de la sociedad Pontegadea Inmobiliaria, la sociedad de Ortega que gestiona sus activos. Posee un 5% del capital de Agbar (Aguas de Barcelona). La sociedad Alazán (una sociedad de inversión gestionada por Santander Central Hispano), propiedad de Ortega y otros familiares, se ha convertido en el mayor accionista de la empresa hotelera NH, y ha entrado en las eléctricas Fenosa e Iberdrola y los bancos Santander y BBVA. A pesar de las excelentes relaciones con Emilio Botín con quien suele comer en el Gallo de Oro, aseguran Xabier R. Blanco y Jesús Salgado en su libro «Amacio Ortega de Cero a Zara»,Inditex, financieramente , siempre ha estado más próximo al BBVA, entidad que mantiene el mayor volumen de sus actividades financieras. Amancio ha comprado el Hotel Coral Beach de Marbella. Esta operación supone incrementar la cartera de hoteles de Amancio Ortega a cinco establecimientos, ya que posee otros cuatro de la cadena NH. También ha comprado la sede de Terra en Madrid.

«Amancio Ortega, el hombre que democratizó la moda» es el titular que le dedica La Voz de Galicia el 23 de junio de 2004. Mas sorprendente es El País Semanal del Señor Polanco, del 30 de marzo de 2003 (número 1.383) aparecía un reportaje sobre la vida discreta y austera de Amancio Ortega, propietario de Inditex, segundo grupo mundial de venta de ropa. Parecía, más bien, un publireportaje, nos venden la imagen de un empresario paternalista, discreto, sencillo, austero, y de Inditex como una empresa modélica. Veamos algunos pasajes de El País Semanal, donde la redactora nos señala que “con él coincidimos en el comedor de empleados (…) El hombre sin voz y sin rostro era tan inaccesible para los medios de comunicación como cercano para cualquiera de sus empleados”, intentando poner de relieve la cercanía del presidente de la compañía que come con el resto de los asalariados como si de una gran familia se tratara. Después nos habla del discreto modo de vida y sencillos gustos del empresario de moda: “Vive en un discreto bloque de pisos en el centro de La Coruña (…) Era asiduo del Gallo de Oro, donde gusta de comer huevos fritos con patatas (…) Prefiere conducir él mismo su Audi A-8 (…) El mayor signo de ostentación conocido era que condujo en tiempos un Porsche”. Si ese es el único signo de ostentación, ¿cómo caracterizan las siguientes propiedades? Amancio Ortega vive en un complejo residencial del barrio de Zalaeta frente a la playa del Orzan, A Coruña, zona conocida popularmente como Zaraeta por el gran numero de ejecutivos de la compañía que viven en ella. Además de otras viviendas en Sanxenxo o Marbella es propietario del linajudo Pazo de Anceis, que data del siglo XVII, con una superficie de 4.200 metros cuadrados y con una huerta que alimenta a la familia durante todo el año, y de cuyos frutos y animales lógicamente se encarga personal asalariado. Un camión Mercedes para trasladar a su hija a las competiciones a Francia, así como a la reciente inauguración del Centro Hípico Casas Novas, con una fabulosa finca de caballos. Posee una colección de pintura (Sorollas), un avión privado, aunque según el artículo de El País Semanal su Falcon 900 (modelo que sólo poseían seis o siete privilegiados en toda Europa) fue jubilado hace dos años, ahora Inditex dispone de un Global Express, fabricado por la canadiense Bombardier, un avión más moderno y que permite viajes transoceánicos. El yate Valoria, valorado en seis millones de euros, aunque claro, señala el artículo “ese yate en Palma o en Marbella no llamaría la atención de nadie”. Si esto es un modo de vida discreto y sencillo, cómo calificaría El País Semanal la vida de los millones de trabajadores de este país y de sus familias: ¿paupérrima? Cuando en un río hay una crecida de caudal rápida –una riada- siempre las aguas bajan turbias. Nunca crecen –rápidamente- los ríos con agua limpia. Pues lo mismo ocurre con las fortunas. Un hombre que gana más 100 millones de pesetas al día, ¿no es un ladrón? Un santo varón dijo aquello de » el rico es ladrón o heredero de ladrón».

INCIDENTE EN CASTILLA LEÓN CON LA MULTINACIONAL ZARA. 

El señor Amancio Ortega tiene muchas razones para estar contento. De forma silenciosa se ha hecho el hombre más rico de España; sus negocios marchan viento en popa; sus empleados, a cambio de unas poquitas acciones, le defienden a muerte; las ONGs se creen todo lo que les dice; decide la programación de la televisión pública; y hasta la policía cree que está feo denunciar la explotación que hacen las empresas textiles del Norte en los países del Sur. ¿No se lo creen? . Lean esta historia.

A principios de octubre estamos difundiendo Autogestión en las calles de Valladolid y al personal de Zara le escandaliza que pongamos una exposición de denuncia de la esclavitud infantil. El crimen consiste en que aparecen los anagramas de las marcas de la matriz de Zara, Inditex. Exigen su retirada y los militantes nos negamos- Llaman a la policía nacional y se presenta una furgoneta de policías que se dedican a escuchar a las encargadas de la multinacional: todo el argumento de defensa de la empresa consiste en que un reciente programa de televisión emitido por Canal Plus, de Jesús de Polanco, les daba la razón: Se callan hipócritamente que el 26 de mayo pasado se censuró a última hora y se impidió la emisión del programa de «Línea 900» titulado «Trapos sucios» donde se implicaba con nombres de marcas concretas a empresas españolas con talleres de explotación en el Sur. Pero como ya hay un programa que les da la razón y ninguna institución ha denunciado la censura que sufren quienes quieren denunciarlos, pues se lían la manta a la cabeza y se creen con derecho a criminalizar a quien ose destapar sus trapitos sucios.

La policía cuando constata que nuestra presencia pública no incumple ninguna ley ni ordenanza o decreto, nos pide muy amablemente que retiremos el cartel sobre el grupo Inditex; que no merece la pena fastidiar la convivencia.

No lo quitamos e invitamos a Zara a presentar una denuncia formal y que un juez se atreva a valorar los contenidos de una denuncia moral y solidaria con los esclavos de la tierra. Así están las cosas. La calle es cada vez más para los centros comerciales y menos para el pueblo. Ellos pueden inundar la calle de sus carteles y el pueblo está bajo sospecha judicial cuando se le ocurre alzar la voz por la justicia.

Efectivamente, el señor Ortega seguirá estando contento … hasta que los consumidores y ciudadanos empecemos a ser conscientes de que podemos pincharle el globo cuando nuestro consumo sea ético.

¿QUÉ PASA SI DENUNCIAS A ZARA EN LA PRENSA?

Un amigo de esta revista Autogestión envió una carta al director (puedes leerla en solidaridad.net) en la que mencionaba varias marcas que son denunciadas por emplear mano de obra esclava en el Tercer Mundo. Narra así su experiencia.

Que me conste apareció publicada en El Diario de León y en una página de Internet. Lo sé por las dos respuestas que me han llegado y quería comentaros… La publicada en León fue leída por ejecutivos de la compañía INDITEX – propietaria de la marca ZARA- salió el día dos por la tarde y el cuatro una secretaria de la empresa me llamó al móvil para que su jefe hablara conmigo. Me dijo que le ordenaron localizarme y que había estado buscándome a través de las guías de Telefónica hasta dar conmigo. La primera sensación que tuve fue de que me vigilaba el Gran Hermano, como en la película 1984 de Orwel.

Después tuve una larga conversación con un directivo del Departamento de Responsabilidad Corporativa de INDITEX. Sus argumentos eran que no valían mis afirmaciones porque no se basaban en el informe interno que ha hecho la compañía. Yo tenía noticia de dicho informe por solidaridad.net y sabía que al suspender numerosos contratos ZARA estaba reconociendo las prácticas esclavistas en las subcontratas que hacen la ropa que ellos diseñan y venden. No había manera de ponernos de acuerdo, me hablaban en el plano legal diciendo que en Marruecos “es legal” el trabajo de niños de 14 años, y yo quería dialogar en el plano moral: aunque las leyes digan que está bien, es un abuso la práctica de la deslocalización para evitar los derechos de los trabajadores y pagar menos por el mismo trabajo; y más inmoral la subcontrata, por la que el titular de una marca fija un precio por su producto a la baja sin mirar las consecuencias para los trabajadores.

Aunque la mayor parte del tiempo tuve que soportar que mi interlocutor llevara todo la conversación al plano personal, echándome en cara mi condición de sacerdote católico, o queriéndome culpabilizar por insultar a las personas que trabajan en INDITEX. Tampoco en esto podíamos entendernos, le insistí varias veces en que no era nada contra él, que entiendo que cuando me busca y me echa una bronca por teléfono está cumpliendo con su trabajo, y no es algo personal entre nosotros dos como me quería hacer creer. El problema es institucional, y lo que denuncio y seguiré denunciando son las prácticas empresariales que causan esclavitud y miseria en el mundo.

Bueno, no se trata de repetir 25 minutos de charla telefónica, sino de que veamos como la denuncia no-violenta en la calle y en los medios de comunicación es efectiva. Las grandes compañías tienen una estrategia contra ella, señal que la temen. Ojalá esta estrategia fuera prestar oídos a la denuncia y respetar los derechos de los trabajadores en todo el planeta y contratar adultos con un salario justo, para que sus hijos puedan ir a la escuela y no a la maquila. Pues tampoco me vale el argumento de INDITEX de que esclavizados por ellos por lo menos no se prostituyen.

Los niños negritos no comen…

Los niños negritos no comen… .- Montaje de Roman Viera

Hovik Koechkerian Burgui, escribió un monólogo llamado ‘Cocretas’ que alude a la inconsciencia que sirve de infraestructura a este modelo de negocio:

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.-Víctimas de la moda según Guillaume Erner 

Cambiaba de vestido varias veces al día, uno para cada ocasión, pero su debilidad eran los peinados. Consecuentemente, no confiaba su pelo a cualquiera, sino que dejaba este delicado asunto en manos de un inglés, un verdadero esnob, podríamos decir, que se permitía el lujo de seleccionar a sus clientas y rechazar en ocasiones a otras procedentes de la alta sociedad. Nuestra protagonista no pensaba en otra cosa durante todo el día, buscando la crema que mejor le fuera o seleccionando nuevas tendencias traídas del extranjero por sus amigas. Pero un día cayó esta cabecita tan cuidada. Ella no era Gwyneth Paltrow, sino María Antonieta.

La moda está de moda desde hace mucho tiempo. Hoy, sin embargo, las tendencias no son patrimonio de la aristocracia, sino que se han democratizado. Son muy pocos los que tienen la fuerza, o la voluntad, para sustraerse a su dictado. Pero la gran novedad se encuentra en otro lado: en los modistos y en las marcas que han creado. María Antonieta, auténtica fashionista, era una apasionada de las formas y los colores. De hecho, se cuidaba de buscar los mejores artesanos, eligiendo el saber hacer de algunos: lo que más le importaba era el vestido. Nadie consideraba a los creadores de vestidos como artistas. Otras profesiones gozaban de mayor prestigio, era mucho mejor ser arquitecto o cocinero que modisto. De hecho, todavía ni existía la palabra, que apareció tardíamente en francés, alrededor de 1870, abriendo las puertas a una bella profesión. A partir de ese momento será el sastre el que dé al vestido su firma o su marca de fábrica. El fenómeno social que la moda representaba se encontró así considerablemente trastocado.

El siglo XX ha sido el siglo de los modistos. Ya en los años treinta, Coco Chanel era toda una personalidad. Años más tarde, al final de la guerra, Estados Unidos acogió a Christian Dior como a un jefe de Estado. Hoy, Jean-Paul Gaultier o Karl Lagerfeld son estrellas indiscutibles: todo el mundo aplaude sus creaciones, sus vestidos y también los cosméticos del uno y el régimen del otro. ¡Cuánto camino recorrido! En el transcurso de algunas décadas el personaje del modisto ha conquistado el protagonismo de la escena. Un indicio para medir la revolución provocada: el 29 de junio de 1959, a las 11.30, Brigitte Bardot se casaba con Jacques Charrier, llevando uno de los vestidos más conocidos de la historia de la humanidad. Pregunta: ¿quién hizo ese vestido? Respuesta: en aquella época no importaba a nadie. El reportaje que la revistaElle dedicó al acontecimiento mencionaba el estampado de vichydel vestido, pero no a su creador. De hecho, el vestido benefició más al grupo Boussac, productor entonces del estampado vichy, que a su autor, Jacques Estérel. Desde entonces, un olvido parecido es inimaginable, puesto que, a menudo, el creador es más famoso que la novia, ya que cada uno de ellos ha engendrado una marca, extensión de su poder creativo. La firma ocupa un lugar central en el sistema de la moda, incluso parece ser lo mejor de todo. Hace poco las estrellas de cine fueron preguntadas sobre el vestido que desearían llevar en el festival de Cannes. ¿Cómo describieron el traje de sus sueños? ¿Evocando un tono particular, un modelo célebre? En absoluto: se limitaron a nombrar sus marcas favoritas.

Los modistos han ganado una batalla: sus marcas están por todas partes. Aparentemente, su éxito es indiscutible. Nada parece resistirse ante esta inédita alianza entre el artista y el hombre de negocios. Sus creaciones se venden en las grandes tiendas y a la vez se exponen en los museos. Se disputa todo lo que firman y su firma saca partido a los objetos más diversos, desde perfumes hasta mesas de comedor. A fin de cuentas, un solo fenómeno los mantiene en pie: la moda, ese torbellino de tendencias susceptible de convertir cualquier objeto en indispensable y, después, en obsoleto. Públicamente, los diseñadores rechazan confesar sus límites. Y con su habitual seguridad continúan imponiendo colores y formas para la próxima temporada. Para ellos es imposible comportarse de otra manera. Si reconocieran su impotencia, les abandonarían aquellos para quienes sus deseos son órdenes.

Tanto para los modistos como para nosotros, las tendencias continúan siendo un misterio. Pero, a diferencia de los neófitos, los modistos deben defender las imperativamente como su fuente de inspiración. Los más hábiles lo hacen de maravilla. Estos sabios saben que nunca se tiene razón yendo contra la sociedad: ella es el verdadero árbitro de la elegancia, la verdadera responsable de esa inseguridad tan temida por Dior y Chanel; ‘la calle es peligrosamente creativa’, ha dicho con humildad Christian Lacroix. Los verdaderos fashion victims no son aquellos en quienes pensamos normalmente: los modistos se encuentran, probablemente, entre las primeras víctimas de la moda.

La moda martiriza menos a los sociólogos que a los modistos. Probablemente sea ésta la razón por la que ciertos especialistas de lo social continúen mostrándole tanto respeto. Para ellos, las tendencias son fruto de una caja negra que el sentido común recomienda no abrir. En contrapartida, se muestran mucho menos caritativos con los fashionistas, abandonados a su triste suerte: sin el menor miramiento, se les priva de racionalidad. Ya es hora de reparar esta injusticia y de explorar la fábrica de la moda, para restituir a los actores sus razones y a las tendencias sus orígenes.

Cada año encontramos profetas que anuncian el gran retorno de la minifalda. Pero la minifalda debe estar ocupada porque, desde hace unas cuantas temporadas, envía a los tejanos en su lugar. La moda es así: caprichosa y con mucho carácter. Seguros de sí mismos y dominadores, los primeros modistos pensaron poder dominarla. Worth y Poiret, dos de los grandes pioneros de la moda contemporánea, ignoraron que su vida iba a ser trágica a la fuerza, puesto que estando de moda se condenaron a que un día, de pronto, dejaran de estarlo. Con ellos empezó la gran avalancha de talentos: Poiret eclipsó a Worth antes de ceder su hegemonía a Chanel. Desde estos gloriosos comienzos, los nombres han cambiado, pero el decorado permanece igual. Cada temporada, los diseñadores aguardan la misma suerte que los colores y las formas. Un año toca azul y después pasamos al rojo, de la misma manera que Gucci toma el relevo de Cerruti.

El guardarropa no es, ni mucho menos, el único lugar que se rige por fenómenos cíclicos. Sin embargo, de entre todas las modas, la del vestir continúa siendo la más enigmática. La nouvelle cuisinne, así como la tradicional, obedece a ciertas reglas. Un ejemplo: el cuidado de la línea tiene que ver con el auge de la cocina japonesa y el declive de la olla. De la misma manera, parece fácil comprender por qué un nombre es muy popular en un momento y deja de serlo de repente. No es difícil adivinar que había gran cantidad de Elvis en Estados Unidos durante los años sesenta. En cambio, los motivos por los que miles de pies acaban llevando los mismos zapatos resultan mucho más incomprensibles. ¿Cómo se explicaría, por ejemplo, el sorprendente destino de las thongs? Durante mucho tiempo, estos zapatos estuvieron absurdamente relegados a la playa: desde el verano del 2000 sabemos de sobra que este calzado soporta muy bien su uso en la ciudad. No obstante, no todos los zapatos han tenido la misma suerte. Las sandalias de pescador -esas divertidas sandalias de plástico translúcido- no han podido alejarse nunca del agua. Habría que alzarse contra tal injusticia. Pero el destino de las thongs parecía periclitado: el verano del 2004 se les presentó fatal. Demasiado vistas. Ya en el 2002 estorbaban en los pies de los verdaderosfashion victims. Las thongs están, por así decirlo, en proceso depashminización, del nombre de ese precioso chal -la pashmina– que ha pasado del estatus de must have, a ser un símbolo de vulgaridad.

Estas dos epopeyas -las thongs y la pashmina– reúnen los tres ingredientes necesarios para la transformación de un objeto banal en un producto estrella: la arbitrariedad, la distinción y la imitación.Arbitrario porque las thongs han llegado allí donde miles de otros zapatos han fracasado. La babucha masculina no ha conseguido salir de un pequeño entorno gay y a la última. Más de una razón puede aclararnos el éxito de las thongs: su precio o su nostalgia de la playa. Pero estas tímidas conjeturas no disipan el misterio. Evidentemente, podríamos elaborar algunas audaces hipótesis, pero más vale que nos ahorremos el ridículo de justificar esta moda, otorgando al individuo hipermoderno una propensión a levantar su dedo gordo. Sin embargo, seguramente, el primero en poner un pie desnudo en la rue Étienne-Marcel de París, lo hizo para distinguirse de todos los demás horteras que llevaban zapatos cerrados. Este individuo vanguardista fue imitado, como lo fue Gwyneth Paltrow cuando asistió a una ceremonia de los Oscar con una pashmina sobre los hombros. Según la leyenda -a la moda le apasionan las habladurías-, el chal fue traído de un improbable viaje al Tíbet. Las fotografías de la bella actriz dieron la vuelta al mundo y los profesionales del sector buscaban como locos el Tíbet en el mapa, anticipando la próxima moda.

A posteriori, la pashmina o las thongs pueden parecer casos bastante simples. Para predecir el éxito de estos dos artículos sólo existe una alternativa. Primera posibilidad: ir a consultar al mismo número de videntes que de consumidores potenciales, a fin de adivinar sus gustos y sus deseos. Segunda opción, más aceptable en sociología: utilizar modelos que permitan comprender las elecciones colectivas a partir de decisiones individuales. Optaremos por este último método, dejando la astrología en manos de supuestos sociólogos -Élisabeth Teissier se doctoró en sociología en condiciones bastante controvertidas- y de verdaderos couturiers. Paco Rabanne, como es sabido, se aventuró a hacer algunas predicciones.

La moda no se aplica sólo en el vestir, sino que influye igualmente en las marcas. Para fabricarla, las marcas han tenido que someterse a sus reglas, dicho de otro modo, convertirse en tendencia para más adelante dejar de serlo. La crueldad de este destino no fue manifiesta de inmediato: las esperanzas depositadas en el sistema de la marca eran inmensas. La excitación de los pioneros recordaba a la de los alquimistas al transformar el plomo en oro. Su poder parecía enorme: era suficiente, por ejemplo, colocar un simple cocodrilo sobre un vulgar polo para transformarlo en un auténtico Lacoste.

Chanel y Dior fueron probablemente los primeros en tomar conciencia de los poderes de la marca. Coco se dio cuenta de que mencionar su nombre bastaba para vender los productos más dispares. Por ejemplo: a pesar de que ella no sabía demasiado de perfumes, su Nº 5 tuvo un enorme éxito súbitamente. Este número es la única de sus creaciones que ha llegado intacta hasta nuestros días. Ante tal constatación, Dior se animó y decidióalquilar su nombre a un fabricante americano de corbatas, quien se encargó de producir y comercializar una colección completa bautizada con el nombre del creador. Y sin embargo, Dior no creaba ni uno solo de sus accesorios. Peor aún, sus corbatas estaban tan alejadas de su gusto, que prefería protegerse haciendo ver que no existían.

El descubrimiento de Dior dio lugar al nacimiento del sistema de las licencias, que permiten bautizarlo todo sin importar de lo que se trate, en la mayoría de casos con ayuda de los nombres más prestigiosos. En términos económicos, a esta posibilidad se la denomina una renta, es decir, un capital susceptible de producir beneficios. La renta territorial es muy antigua, y va ligada a la propiedad que se hereda o se adquiere. Con la marca se entra en el terreno de lo inmaterial: un joven un poco desorientado y un poco bohemio, como Christian Dior, pudo contar de repente con una preciosa fortuna. Tal invención no podía escapar al interés de los financieros. Y, repentinamente, aquellos austeros gestores, que no soñaron jamás en cambiar el color de su traje gris, se interesaron por la moda. Grandes empresas como LVMH (Louis Vuitton Moët Hennessy) o PPR (Pinault-Printemps-Redoute) coleccionaron marcas con el objetivo de incrementar sus rentas. Pero, por desgracia, la renta de una marca es susceptible de variar rápidamente: en los años ochenta Cerruti no valía nada, mientras que hoy… Las marcas de moda están a merced la moda. Por más que inviertan en publicidad y apelen a la gran tradición del lujo, tienen que habérselas con la parte más cambiante de nuestra sociedad: las tendencias. El mundo les resulta hostil. Las casas de alta costura están rodeadas de la competencia, que las espía e intenta inspirarse en los modelos que funcionan. Y entre toda esta competencia, también se encuentran las empresas de baja costura, como Zara o HM, al acecho del menor éxito de las prestigiosas firmas para proponer adaptaciones baratas.

Por si las tendencias y la competencia fueran poco, encima, las marcas de moda también han sido atacadas por la soberbia del capitalismo, convirtiéndose, para la ocasión, en símbolos de la sociedad de consumo. El libro No logo, de Naomi Klein, denuncia especialmente la invasión del espacio público por parte delswoosh, la famosa coma estilizada que representa a la marca Nike. En general, estas grandes marcas han sido acusadas de contribuir a la injusticia del mundo. Sus métodos de producción, así como el desarrollo de sus técnicas de comercialización, a menudo han estado bajo sospecha. El descubrimiento de las condiciones de trabajo de ciertas fábricas que producen ropa de marcas de prestigio en países del Tercer Mundo, ha conmocionado profundamente a la opinión pública. Las protestas parecen haber dado sus frutos, puesto que muchas empresas se declararon culpables, empezando por Nike.

Los militantes anticapitalistas han atacado con más fuerza que ellas. De hecho, ninguna empresa se les puede resistir, puesto que las amenazas de boicot son suficientes para hacer ceder a las más tercas. Y, sin embargo, las tendencias y el sistema que ellas alimentan nunca han estado tan bien dirigidas. La moda no es una creación de los vendedores, y si éstos pueden aprovecharse del encaprichamiento que atrae sobre sí misma, es porque ella existiría de todas formas sin ellos. Aparecida bajo su forma actual al alba de los tiempos modernos, resulta indispensable para el individuo contemporáneo. Es posible que la moda sea una esclavitud, pero, en todo caso, voluntaria. Ninguna marca ni ningún diseñador nos obligan a vivir en el temor y en el respeto de las tendencias. Sólo hay una persona con la fuerza suficiente para obligarnos a seguir la moda: nosotros mismos. Finalmente, la moda sería una mentira banal, si no fuera porque, ante todo, es una mentira en la que queremos, y nos gusta, creer.’

4 pensamientos en “Víctimas de la moda [ Del glamour a la esclavitud ]

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