Luis Othoniel Rosa reseña a Julio Prieto (España)

Julio Prieto. De masamenos (seguido de Bilingües). Madrid: Amargord Ediciones, 2013. 139 págs. 

0. Prólogo a la reseña

“Paso horas y horas viendo documentales sobre el Universo, o sobre los universos paralelos, y nada me reconforta más que esto. Que no haya sentido o que el sentido se escape incansablemente.» Quisiera que el miedo, que siempre me ha acompañado, me dejara en paz, para poder experimentar lo que dice Arcos. Pero yo siempre he vivido achicharrado con mis obsesiones.

Lorenzo García Vega, Ping-Pong Zuihitzu, reseña acá

PrietoReseño un libro que son dos. Un libro fascinante, delicado, divertido y que se da para pensar. Me parece que la cita de arriba, de Lorenzo dialogando con Arcos, presenta muy bien la diferencia entre estos dos libros que son uno, el uno el reverso del otro y que si yo hubiera sido el editor los publicaba por separado. El primero es un libro de aforismos titulado De masamenos, proyectado hacia un afuera que a veces puede ser cósmico, un afuera lleno de abstracciones, palabrotas filosóficas, de un pensamiento que parece que no tiene sujeto. El segundo, titulado Bilingües, construye una interioridad, se preocupa más por el  «achicharramiento» de la vida diaria que por el universo. A ambos los une una forma fractal.

“no es lo que se expresa en filo
sino lo que se imprime
-soterrada semilla-
en pleno
interior de expresión” (28) [Nota al lector: No he podido reproducir aquí el posicionamiento gráfico de los versos en el libro, y es bastante importante]

Lo que se imprime por debajo de lo que se expresa, este libro busca materiales de buena conducción de energía. En cada expresión se cifran diferentes escalas y el que escribe une las figuras del poeta, el filósofo y el pícaro, con la astrología/astronomía/astrofísica, esas «ciencias» que anunciarían otra modernidad fractal, en la que cada respiro se exhala en milenios pulmonares.

“lo que vino con la pregunta, se fue con la respuesta” (69)

Las escrituras producen las vidas de sus autores y no al revés. Pensar en la vida de Nietzsche, pensar en la vida Borges (practicantes de inframínimos), es imaginar/especular, como quien mira por el hoyo de un cerrojo, cómo habría que vivir para escribir así. Mientras más raro es el autor, mientras más estilo despliega en su escritura, más somos tentados a pensar en la vida que la escritura produce. Es un acto de la imaginación (no de biografismo) en el cual solamente la escritura es evidencia. De masa menos, el último libro de Julio Prieto, es un libro de aforismos, inframínimos, cuidadosamente trabajados, delicadísimos para lectores saltadores de páginas que leen de uno en uno, pero que a la vez van contando una historia cuando se leen en progresión. Es un género raro el aforismo. Requiere el destello de un momento de inteligencia, requiere ludismo, requiere estilo, matemática y economía. Pensemos por ejemplo en Nietzsche o en Wittgenstein (yo pensaba en cuando era un niño y leía con mi madre a Khalil Gibran, o libros populares de citas de famosos). Y éste es un libro de aforismos/poemas extraordinario. Entonces, el lector no puede dejar de pensar, ¿cómo se escribe un libro así? [Nota al lector saltarín: ¿Qué esperas, ponte a brincar de cita en cita que te la vas a pasar bomba]

“al fondo, el día
en la ventana” (109)

Imaginemos. Tal vez el autor anduvo cargando con una libretita por muchos años. La libretita paseó el mundo de aeropuerto en aeropuerto, y sólo ocasionalmente era utilizada por el autor en momentos de ocio mental, esperando en el dentista, o haciendo una larga fila para entrar a un concierto. Pero tal vez la libretita permanecía en la mesa de noche. El autor escribía sus otros libros y antes de dormir sintetizaba sus investigaciones, sus lecturas, en una gota concentrada, en resina (¿de haschisch?). Una vez tenemos los aforismos en la libretita, ¿qué sucede? ¿Se cuantifican y clasifican? ¿Suma y resta de versos, o tal vez, multiplicación y división de fracciones? Categorizando el pensamiento, quizá la libretita entonces permanece en la sala, y cuando el autor vuelve a su casa en la noche, luego de enseñar algún seminario sobre Macedonio Fernández, o sobre Duchamp, se permite la frivolidad de ver documentales sobre física, hoyos negros, teoría de cuerdas, astrofísica y teoría cuántica, y encuentra en esas otras disciplinas extrañas continuidades con la suya. Y las anota. Pero no nos dejemos influenciar por el hecho de sabemos que Julio Prieto es un académico, autor de dos libros importantísimos sobre esa figura con súper-gravedad que es Macedonio Fernández. Por ejemplo, este libro también podría ser escrito por uno de esos lectores desorganizados y autodestructivos sobre los que escribía Bolaño. Lectores que robaban libros, los leían rápido y se los pasaban a otro amigo, o los perdían. Pero para retener algo de sus lecturas caóticas, las anotaban en su libretita, y algún día, ante el pedido de algún mecenas deciden organizarlos, darles una unidad, categorizar su propia inteligencia para entenderse mejor. De masamaenos también podría escribirse en grupo; un grupo de amigos, tras una larga conversación empiezan a intercambiar emails por meses corrigiendo versiones de la misma oración, variaciones y variaciones de la misma idea, y de a poco los emails se van convirtiendo en un taller divertido y deciden organizarlo y enviarlo a una editorial para ver qué pasa, y se inventan el nombre de “Julio Prieto” como seudónimo. Es la escritura la que produce vida.

Entonces, en esta reseña también queremos categorizar los aforismos para que empiecen surgir hipótesis creativas de lecturas. Me lanzo dos entradas, dos categorías que se cruzan. La primera categoría y la más importante, la que más aforismos y poemas une, es la del fractal. ¿Cómo es que las cosas chiquitas se repiten en las grandes, se continúan, e influencian, a escalas que nos parecen insalvables? Resistiré la tentación en esta parte de hablar sobre Borges y Macedonio Fernández, lecturas obsesivas que comparto con Julio Prieto, y a quienes también leo desde un lente fractalizado (claro, ahí está la tentación y el peligro de la estética y crítica fractalista, que uno termina viéndolo todo como fractal). La segunda es de economía y movimiento, lo que se acumula y lo que se pierde, los cuentos y las cuentas. De más está decir que estas dos entradas ya están en el título, en la masa y en el cálculo de De masamenos.

Por último, estas categorías de lectura no funcionan igual de bien con el poemario, Blingües, que se le añade al libro de aforismos y que merecería su propia reseña. Reservaré la última sección para hablar de Bilingües.

  1. Mil Fractales

“(herminiimonas glaciei.) más larga es la vida cuanto más
ínfimo el ser: una bacteria
en su exilio ártico
es casi eterna –dios vive
en relámpagos de pensamiento” (67)

Hay aforismos/poemas en este libro donde el sistema solar se transversa con el frío en la piel, la querencia rota está directamente relacionada a un temblor de traslación en la órbita de la Tierra, un modo seudoreligioso (¿astrología?) se une aquí con la astrofísica. Dios vive y muere en un relámpago de pensamiento, el frío rallenta la vida de una bacteria hasta la eternidad. Lo grande y lo chiquito, lo fugaz y lo que se alarga en el tiempo juegan. Ese juego fractal es viejo. Es mucho menos interesante cuando el juego consiste en crear un universo antropocéntrico, en donde la vastedad astral o atómica se contagian de nuestra insignificancia, de nuestra incapacidad de aceptar nuestra insignifcancia, de sabernos gusanos, hormigas…

“mota de tiempo” (21)

 Es mucho más divertido el fractal que funciona para sabernos la conjunción de dos escalas infinitas que coinciden en nuestro cuerpo, que es como un cruce de trenes. Por un lado, tenemos el pasado y lo molecular, los materiales de los que estamos construidos, tan vasto es el pasado molecular como su contrario. Por el otro lado tenemos el futuro y las galaxias, los materiales de los que formamos parte, si bien parte inframínima.

“todo interior es pasado –el futuro exterioriza
*
el presente es el umbral de la estancia
*
el futuro viene con ansiedad y cavilación
-el pasado trae
conocimiento y pesadumbre” (40)

El pasado molecular y el futuro galáctico, ser la fracción chiquitica e insignificante de algo, y las fracciones chiquiticas que desembocan en eso que vemos como un yo.

 “(con Pedro Casariego.) nuestra angustia es el eco
de la risa de Dios –hay dioses
en el eco de mi angustia” (67)

Hay alguna angustia en esta dinámica (esa angustia es más borgeana que macedoniana), and yet, and yet, nada hay más liberador en esta modernidad llena de ansiedades de acumulación que ver documentales sobre física. ¿Qué es la angustia? Modo complejo, la angustia consiste en la doble realización de nuestra impotencia acompañada de una mota de esperanza de control. Esa mota de esperanza es la clave de la angustia. No sufrimos porque somos impotentes, incapaces de controlar nuestras realidades. Sufrimos porque aún cuando nos sabemos impotentes, todavía reside en nosotros el terco deseo o esperanza de que algún día tendremos algún control. Los documentales sobre teorías físicas ayudan a remover esa mota de esperanza, y nada es más liberador que pensarnos como la intersección entre calles, la intersección por donde pasan carros y caminantes, y finalmente dejar de pensarnos como caminantes o como camino.

“relatividad de la mirada –epifanía o margen ciego:
un tren que se cruza con otro
se transparenta” (34)

En 1974 Stephen Hawking une la astrofísica con las partículas subatómicas y postula la ahora llamada “radiación Hawking”. Hawking postula que en los hoyosFractal negros el principio de conservación de la información se rompe, porque las partículas subatómicas no dejan rastro una vez son tragadas por la violenta gravedad del hoyo. La materia, la información, los relatos, contrario a lo que nos habían enseñado en la escuela, se destruyen. En el 2004 Leonard Susskind, proponente de la String Theory prueba que Hawking se había equivocado, que los hoyos negros no destruyen el principio de conservación de la información. Hawking admitirá derrota y Susskind propone entonces el principio holográfico, que postula que todo lo que sucede en nuestro espacio tiempo se almacena como información en los bordes del universo. El presente, el pasado, el futuro, todo lo que jamás sucedió y sucederá, está contenido en las paredes del universo. Habitamos un reflejo. El principio holográfico de Susskind fue aceptado universalmente, y es hoy un principio básico de la física.

“Inspirar, espirar –absorber el polvo, cristales, microbios
(inspiradas, oídas
partículas del universo)
devolver mundo pasando
por el propio corazón.
*
-adelanta
pulmón, corazón
retardando: la poesía
es como la respiración” (52)

A veces, como nos muestra este último aforismo, las metáforas son innecesarias. A veces, una simple explicación es más poética que una metáfora. Ese momento en las conversaciones arrebatadas con amigos en donde nos detenemos a explicar lo que damos por sentado, y la explicación desfamiliariza la cosa y la hace bella, como en este caso, la respiración, nada más cotidiano, más familiar que la respiración. Y cuando la explicamos, nos detenemos a pensar en las partículas que entran y salen de nosotros en la respiración, que nos mantienen vivos, surge la poesía. La símil al final de estos dos bellos aforismos es innecesaria.

  1. Economía y poéticas

“manía persecutoria, pavor de la pérdida
-penuria y penumbra
(la memoria es capitalista)
*
esquizoide delirio, terror de conservar
-lumbre y exilio:
el deseo es anarquista” (60)

Y es que la memoria es acumulación, mientras que el deseo es ayuda mutua. Somos interdependientes para desear, pero la memoria suele privatizarse. La economía política, eso que nos dicen que es macro e incomprensible, derivativos, bolsas, compra y venta de acciones, el Producto Nacional Bruto, salario per cápita, eso que nos dicen los mentirosos que deberíamos dejárselo a los expertos, opera también, inframínimo, en nuestras formas de expresión, se imprime adentro de las fronteras (siempre arbitrarias) de nuestra subjetividad. Hay quien valora la memoria más que el deseo. Hay quien se expresa más apolíneo que dionisíaco, más nostálgico que melancólico, más irónico que payaso, más paranóico que esquizofrénico, y en esos modos de expresión (que no son otra cosa que energía que nos traspasa como si fuéramos materias de conducción de electricidad), practicamos todos los días, sin saberlo, la disciplina de la economía y adoptamos, querámoslo o no, posiciones políticas.

“la ironía es conservadora –el humor, revolucionario” (62) [Nota: Este aforismo en De masamenos proviene de un ensayo fantástico del mismo autor sobre Borges y Macedonio en De la sombrología ]

¡Pues claro!, porque la ironía siempre se reserva un lugar para que tan sólo un grupo selecto pueda reírse, y esa risa del irónico es malvada, el que se ríe al identificar una ironía realmente lo que hace es alegrarse por su privilegio, por el privilegio de haber acumulado una verdad, un sentido, que no queremos compartir con los otros. El que se ríe de una ironía, se ríe realmente de los que no la entienden. El humor, por el contrario, consiste precisamente en burlarse de los que creen que pueden esconder verdades, controlarlas. La ironía es maquiavélica, es un complot sofisticado y planificado. El humor consiste en revelar cómo esos planes sofisticados son incapaces de contener el azar.

“(potlatch.) explora tu don, no lo explotes –cuida
el gozo de darse sin cálculo” 49

Pero ¿puede haber una economía sin cálculo? ¿Una economía basada en cuentos y no en cuentas? ¡Abajo el imperio de los números! En su monumental libro sobre la historia de la deuda, David Graeber, como buen antropólogo, desmonta uno de los mitos de la economía clásica sobre el surgimiento del dinero. El mito nos dice que en las primeras sociedades sedentarias, cuando un vecino intercambiaba con otro cuatro gallinas por la lana de una oveja, el cálculo era ineficiente, entonces llegó el dinero para asignar un valor preciso, numérico, a las cuatro gallinas o a la lana de la oveja. Graeber se burla de este mito de origen del dios dinero y nos dice que esos dos vecinos se conocen bien, y saben que son interdependientes, que si el uno necesita hoy lana y le sobran gallinas, no hay necesidad para el cálculo preciso, porque mañana necesitará otra cosa y le sobrará algún fruto de su trabajo que el otro podrá aprovechar. El cálculo preciso, nos dice Graeber como quien nos descubre el Mercader de Venecia, llega tan sólo con la violencia, cuando los vecinos deciden romper con su interdependencia, cuando hay disputa, cuando hay guerra. Es decir, Graeber nos muestra esa otra economía, en el fondo más eficiente y duradera, que es la economía de los cuentos, en la que los vecinos comparten historias y de esas historias surge el intercambio. Las cuentas, sin embargo, requieren el quiebre y la despersonalización del contrato social. Sólo cuando ya no quiero escuchar los cuentos del vecino es que quiero pasarle la cuenta con el cálculo preciso de su deuda.

“no hay pérdida sin historia –la herida cicatriza en el relato” 25

Es decir, durante la reciente crisis inmobiliaria española, los bancos y los oficiales del gobierno no estaban interesados en escuchar los relatos de vida de la gente que era desahuciada de sus hogares. Pero sí habían vecinos que querían escuchar esas historias, y las escucharon, y así evitaron cientos de desahucios con el poder de un relato. Vale la pena desear un mundo en donde las cuentas puedan saldarse con cuentos.

 “vivir para contar: el cero sincero, el uno ninguno”

Sólo cuando quitamos el uno nos sinceramos, sólo cuando evitamos a ese sujeto acumulador y calculador, nos vivimos en el cuento, nos compartimos en el pensar, que no en el saber.

“el saber es la indolencia del pensar” 23

O aún mejor

quien siente tiende a entender
-quien entiende tiende a desentenderse. (50)

  1. Los horas y los días, Bilingües

Y ya para ir terminando, volvamos a esa idea del principio, de jugar a imaginar cómo habría que vivir para escribir un libro así. La última parte de De masamenos es un poemario titulado Bilingües, y a mi parecer, es un poemario que merecería estar separado de los aforismos. No porque no tenga relación con éstos (están muy anudados) sino porque el poeta que escribe Bilingües (el poeta que el lector se imagina) es muy distinto al filósofo/pícaro/poeta que escribe los aforismos. Mientras que los aforismos se explayan hacia una exterioridad que a veces roza lo cósmico, mientras que los aforismos están llenos de palabrotas (saber, pensar, sentido, verdad, etc.) y abstracciones que nos categorizan el conocimiento exteriorizado, los poemas de Bilingües no se proyectan al afuera sino que construyen una interioridad, se dedican delicadamente a contar una historia minimalista sobre el poeta que escribe.

 “manera
non sancta
de empezar
el día

es
lo que quiero
traducir.

my joy
broken
as a toy

Mi gozo
materia inconsciente
en un pozo” 83

Y es muy curioso que para interiorizar, para mostrar el reverso de los aforismos, el poeta no pueda evitar la cita, la traducción y esa manía del lenguaje de jugar sólo, independiente, de redescubrir, por su cuenta, sus junturas.

“estábamos
en estados
unidos a veces”

o

no hay día,
dijo

no idea,
he said. (87)

Los poemas de esta sección tienen la precisión de cuchillo que se deduce del estilo minimalista de los poemas, del modo de hacer de solitarias palabras un sólo verso, (la «culinaria» 😉 ), de tomarse el tiempo de elegirlas pero sin diccionario. Sin embargo, cuando uno lee los poemas, en esa lectura lenta, en voz alta, repetitiva de los que tenemos la costumbre de leer poesía, esa precisión ni se siente ni se resiente. Como beberse un ron frío, como hablar, como encontrar la manera más fluida de pensar en algo, en un lugar, en un amor, en las series de historias que van cambiando en la vida, que se intersectan, en la paternidad, “todo calla, y está bien” (109), en una mirada.

“(Twilight zone) éstas
las manos
de mirarte
sin mudanza.

sin esto
que Lodo
con lodo
hasta la suma
de la luz

Por qué fue
así,
tan despiadado
Oh, cut it out”

Y así, como siempre, los dejo con una larga cita que me parece que recoge las entradas al libro que propongo. Un poema que retrabaja ese poema famoso de Wallace Stevens sobre el jar en Tennessee [para los poetófilos les incluyo después el poema de Stevens porque siempre es bueno volver a leer ese poema], un poema sobre el plástico que es otro ejemplo de eso que decíamos arriba sobre las simples explicaciones siendo a veces más poéticas que las metáforas. El plástico, el petróleo, son productos de un desastre inimaginable que borró la mayor parte de la vida en el planeta, en un tiempo impensablemente anterior al de nuestra especie, que ese desastre y destrucción, valle de muerte, alimenta nuestra brutal modernidad. Pero antes de dejarlos con ese poema, me permito un último comentario, frívolo. Durante mis años de tesitero en Princeton, leía y releía los dos libros académicos de Julio Prieto sobre Macedonio Fernández mientras escribía una tesis anarquista sobre Borges y Macedonio. Años sin conocerlo pero pensando con él en unos mismos objetos y problemas académicos. Todavía no conozco a Julio Prieto, pero la extraña oportunidad de poder aventurarme a pensar con él de nuevo pero en otra clave, en otra forma de expresión(impresión), ha sido un extraordinario privilegio. Es decir, no sólo compartir lecturas y pensamientos, sino compartir ese acercamiento esquizofrénico a la literatura, ha sido para mí un remedio temporero a la soledad de desierto de los que insistimos inmigrantes en la decadente disciplina académica. De masamenos es, ante todo, un libro hospitalario que nos ofrece compañía, que nos invita a pensar con él. Para los lectores duros de poesía este libro será una verdadera aventura.

“(Estética de le recepción)
I placed a jar in Tennessee…
W. Stevens

pensaba en el plástico
y sus virtudes: flexibilidad, resistencia
y cierre hermético
-el perfecto recipiente p
ara el traslado
de nuestros alimentos

puestos así y aquí, el tupper
monumento en plástico
traslúcido, sin traducción,
dominando la llanura
desde el párvulo designio de esta mesa
-se querría decir perenne
su ser en estas líneas

nor shall Death brag
thou wander’st in his shade
when in eternal lines
to time thou grow’st

más también sabemos
que entre los residuos
del futuro un resto humano
más verídico quedará
en su artificial materia,
más allá del clamor y la sed
de este y de
cualquier lenguaje

madreselva, potentilla,
santolina –cuando
estas palabras hayan perdido su aroma
o, símbolos sin especie,
extravíen su sombra
en la espesura de otra lengua,
en su duro deseo de durar
en la tierra silenciosa
quedará el plástico

……………………………………………
……………………………………………
……………………………………………

si la palabra deja
en la llanura el ser
el arco de un parpadeo
-su materia
la ilusión de lo que dura yéndose
como agua en la pedriza

cómo iba a guardarse
el brillo
de su espectro, la mano
que atesora
la línea del agua
cómo iba a labrarse
un mundo
en la humildad del aroma» (129-131)

[«Anecdote of jar», Wallace Stevens

I placed a jar in Tennessee,
And round it was, upon a hill.
It made the slovenly wilderness
Surround that hill.

The wilderness rose up to it,
And sprawled around, no longer wild.
The jar was round upon the ground
And tall and of a port in air.

It took dominion every where.
The jar was gray and bare.
It did not give of bird or bush,
Like nothing else in Tennessee]

Luis Othoniel Rosa (Bayamón, 1985) estudió en la Univerisidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Tiene un doctorado por la Princeton University en literatura latinoamericana y vive de sucesivas becas postdoctorales en Duke University y en Colorado College. Su primera novela es Otra vez me alejo, (Buenos Aires: Entropía 2012; San Juan, PR: Isla Negra 2013). Reciéntemente terminó su primer libro académico, Comienzos para una estética anarquista: Borges con Macedonio. Actualmente escribe una novela experimental, Caja de novela con ángel, y un libro académico sobre economías feministas de la literatura en Puerto Rico. En El Roommate ha reseñado a los autores Michelle ClaytonRaúl Antelo,Lorenzo García VegaMargarita PintadoRafael Acevedo,  Mar Gómez,  Isabel Cadenas Cañón,  Romina Paula,  Mara Pastor, Julio Meza Díaz,  Sergio ChejfecBalam Rodrigo, Juan Carlos Quiñones (Bruno Soreno)Sebastián Martínez Daniell, Colectivo Simbiosis Cultural y Colectivo Situaciones,  Margarita Pintado (otra vez!) y Ricardo Piglia 

24 comentarios sobre “Luis Othoniel Rosa reseña a Julio Prieto (España)

  1. Acá una lista de los libros de Julio Prieto
    Desencuadernados: Vanguardias excéntricas del Río de la Plata (2002)
    De la sombrología: seis comienzos para llegar a Macedonio Fernández (2010)
    Sedemas (Poemas, 2006).
    y de próxima aparición La escritura errante: ilegibilidad y políticas del estilo en Latinoamérica.

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