En nuestro último análisis planteábamos:

  • ¿Tiene sentido seguir manteniendo una obsoleta o anacrónica organización político-territorial?
  • ¿No sería más lógico re-definir el esquema provincial, tomando como centros, polos potenciales de desarrollo y consolidar todos los municipios del centro del país en un distrito metropolitano?… (Hablar de GAM es una exageración, ya que sólo representa el 4% del área total del país y a pesar de esto, concentra a 31 alcaldías (cantones)… ¡!)
  • ¿Necesitamos 82 (casi 83) alcaldías y todo su aparato burocrático para administrar un territorio de 51100 km2 y menos de cinco millones de habitantes?

Una primera premisa sería re-ordenar las regiones por cuencas hidrográficas, de manera que la contaminación que se produce en cada una, no deba ser asumida por la región adyacente en el litoral correspondiente. 

Otra opción debería considerar la identidad y las raíces culturales de los habitantes de cada una de las regiones, propiciando la aplicación de los conceptos de Topofilia, desarrollados por Carlos Mario Yory.

No obstante esta lógica irrefutable, han tendido a prevalecer las propuestas basadas en los criterios socio-económicos, como puede documentarse en los diversos modelos funcionales como los de Mideplan o en el del INEC:

Si bien, en esta división territorial se optimiza el actual modelo, no se contempla la necesidad de corregir la yuxtaposición funcional por la “conurbación” tácita y que debería plantearse como un Distrito Central o Metropolitano:

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  • Parece intrascendente o excesivamente simple, pero sin importar el nombre de cada región, permitiría dar un primer paso hacia el “país que podemos y deseamos ser”…
  • Con una distribución así, ¿necesitaríamos 82 alcaldes y un ejército de síndicos y consejales (en su mayoría sin ninguna preparación para administrar recursos públicos) y dilapidar millones en una elección absurda como la del próximo año? 
  • ¿No podríamos aprovechar esos billones de recursos, para mejorar la infraestructura y reactivar la economía, enfocándonos en la reducción de la pobreza y en la mitigación del vergonzoso índice de desempleo que ostentamos y superar la postración de nuestro país, en materia de competitividad?
  • ¿Qué requerimos para hacerlo?
  • ¿Empezar a planificar y reorientar nuestra ancestral frugalidad y prudencia, para alcanzar la calidad de vida que merece toda nuestra población?…

Seguimos…