En este mundo en el que vivimos parece que todo gira entorno a las sensaciones. Todos tenemos sensaciones: los deportistas, los artistas, los trabajadores, los políticos, los peluqueros…y aquí es donde aparece el afeitado. Este gesto tan cotidiano reúne los cinco sentidos, unos de una forma más evidente y otros de una manera menor.
En el afeitado ponemos a prueba los cinco sentidos.
- El olfato: no se por qué pero eso de aplicarme un jabón o crema de afeitado que me de un poco para atrás hace que todo lo que vaya a hacer después ya no me convenza.Por el contrario si es un aroma que me gusta hará que el día empiece de otra manera.
- El oído: otra sensación, poder oír como esos pelos que me quiero quitar de mi cara son cortados a ras de piel, y sin tener ningún dolor, me puede llegar a cautivar.
- El tacto: bueno, bueno a este sentido si que le saco partido. Me puedo ver bien, pero como me pase la mano por la cara y me note que no me he apurado lo previsto… ya no es lo mismo. Puedo notar si me estoy apurando mucho o poco, también puedo valorar si la cuchilla está en su punto o necesita un cambio. La verdad es que sería muy difícil entender un afeitado sin tacto.
- La vista: la verdad es que no veo el momento de hacerme un afeitado sin mirarme al espejo, más aun teniendo en cuenta que me afeito con navaja.
- El sabor: todavía no ha llegado el momento de tener que tomar una pastilla, cápsula o lo que sea para afeitarnos. Pero quien sabe!!!. De todos modos, que buen sabor me deja un gran afeitado.
En mi mano está que estas sensaciones sean mejores o peores. Yo prefiero que estas sensaciones sean las mejores, por eso presto atención a cada sentido.
Deja un comentario
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.