Amor propio, las acciones como parte del metabolismo, orgullo, egoísmo

Los seres humanos somos egoístas pues nuestras acciones se reducen a la búsqueda del placer como medio de estabilizar nuestro equilibrio: es una tendencia general el procurarse cuidados, el deseo de figurar entre los demás, el deseo de reproducirnos física o culturalmente en otros, de alcanzar un estatus social elevado, para ser más invulnerables.

En un sentido amplio nuestro metabolismo es, por una parte absorción de materia (=comida), energía (=calor y trabajo del ambiente) y estímulos culturales (=modelos recibidos por toda clase de comunicación interpersonal), y por otra, emisión de materia (=toda clase de desechos y fluidos orgánicos), energía (=calor y trabajo al ambiente) y emisión de modelos.

En este sentido las acciones de una persona forman parte del equilibrio y determinan su personalidad (como ya sabemos). Por eso resulta tan difícil cambiar de costumbres y resulta que suele ‘sentar mal’ que otro nos diga ‘como hacer las cosas’. Por el contrario suele ‘sentarnos bien’ que se imponga nuestro criterio: aseó produce placer. Todos tenemos ‘nuestro amor propio’ o nuestro ‘orgullo’.

Nuestro amor propio, orgullo y egoísmo son consecuencia de nuestra misma naturaleza. Somos egoístas porque de lo contrario ni siquiera estaríamos vivos; todo lo vivo es profundamente egoísta, y se ama a si mismo.

LOS SISTEMAS EN EQUILIBRIO SOMOS EGOÍSTAS

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