Hay un chino muy pequeño que vive dentro de mi iPod. Él es el responsable de elegir qué canciones reproduce cuando está en modo aleatorio. Conoce tantas historias, me cuenta tantos cuentos, que he decidido compartir con vosotros al menos uno cada día. Espero que os gusten, a mí me entretienen la vida. Son “Los Cuentos del Chino”.
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16. Andrés Calamaro // LAS DOS COSAS

31/07/12 // Andrés Calamaro llega a casa de día. Las gafas de sol puestas. Las largas encendidas. No tiene claro donde tiene las llaves y cuando las encuentra resulta que ya está dentro. Calamaro está cansado pero está todavía más inspirado. Hay imágenes nítidas como fotos en su cabeza. Sabe lo que quiere y llega hasta su guitarra, su bolígrafo y su libreta. Calamaro improvisa unos acordes y va hilvanando frases. Fluye y todo le parece fácil. Demasiado fácil. Un momento. Calamaro se detiene y mira su libreta. Lee atentamente lo que ha escrito y duda. ¿No estará componiendo la misma canción que compuso ayer? Las posibilidades de haber elegido los mismos acordes y las mismas palabras dos días diferentes son mínimas pero no imposibles. Calamaro se impresiona de la futilidad de las casualidades. Se mira las manos. Le entra sueño. Calamaro posa la guitarra sobre su pie, como si fuera una alondra en una débil rama. Se acuesta y cuando el sueño empieza a acercársele despacio, como una sombra amenazante, se acuerda. Calamaro quiere llegar a la libreta y apuntar un nombre, el de ella, dejar constancia de la marca de sus besos, de la fuerza de su espíritu, pero no puede. Duerme. Y la canción se le escapa.

Quizás para siempre.

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15. Radiohead // NO SURPRISES

30/07/12 // Me concentro en respirar. Llenar de aire mis pulmones, hinchar mi tripa con él y lentamente expulsarlo por la boca. Una vez. Otra. Sin prisa. Hay todo el tiempo del mundo. Después, una vez eso está controlado, trato de trasladar la atención a las manos. No, demasiado rápido. Me fijo en las extremidades superiores, primero. En todo el brazo, desde el hombro hasta el final. No funciona. Consigo mover los dedos de la mano derecha pero nada del brazo izquierdo. Da igual. Espera un poco. Pienso por un momento en mis piernas pero mis conexiones no son capaces de cruzar la frontera de mi cintura. Se ha formado ahí el puñetero muro de Berlín. Disparan a matar a cada señal neuronal que trata de cruzar la frontera de mi cintura. No hay noticias del otro lado. Silencio. Silencio. No me alarmo. No pasa nada. Respiro de nuevo. Una nueva bocanada de aire infla mi estómago. Despejo mi atención como una defensa acorralada por el ataque demoledor de un equipo infalible. Vaya, fíjate, qué jardín más bonito tienen aquí. Al otro lado del cristal. Todo verde, lleno de árboles floridos. Con gente paseando empujando sillas de ruedas. Vegetales entre vegetales. Un paraíso.

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14. The Divine Comedy // BAD AMBASSADOR

29/07/12 // Yo quiero subirme en un autobús descapotable y beber cerveza como si no hubiera mañana. Quiero saltar abrazado a amigos por los que mataría. Quiero dejarme la garganta, jurar en hebreo, desearle la muerte a mis rivales. Quiero aplaudir a los héroes. Quiero cantar canciones a la luz de la luna. Quiero protagonizar videoclips imaginarios que nadie grabaría. Quiero ser uno más y que la gente no me mire mal. Quiero no tener privilegios, ni sentirme superior, ni tener la libertad de hacer lo que me dé la gana. Quiero ser como vosotros y reírme como vosotros y llorar como vosotros y sufrir y enfadarme y montar el pollo y recibir palos. Quiero salir de palacio y caminar por las calles y temer a la policía y soñar con un mundo mejor. Quiero madrugar cada mañana y arrastrarme por un horario y que me suban los recibos y que no me alcance el sueldo. Quiero estar agobiado y pasar hambre. Quiero ser pueblo.

Aunque, quizás, con subirme a un autobús y emborracharme me bastaba.

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13. Beirut // VENICE 

28/07/12 // El mimo se mueve. Regresa a casa tratando de  parecer una persona más, pero no ha sido capaz de borrarse bien la pintura de la cara. Su camiseta de rayas y sus mallas negras le delatan. O eso cree él. Camina tímido, como si se avergonzara de ser capaz de moverse. Sus pasos, cada movimiento de su pierna, le parece que hace un ruido estruendoso. Sus pequeñas deportivas de suela blanca se le antojan zapatos de claqué. Sus brazos aletean como un aguilucho novato. Se ve torpe, lento, denso. A fuerza de ser una estatua ha conseguido que el movimiento le parezca una aberración ajena a su ser. Fea. Inútil. Cuando consigue llegar a la estación del Vaporetto se relaja. Adopta una postura cómoda y se prepara para esperar el tiempo que haga falta. Cuanto más mejor, antes de llegar a casa. Observa el agua, estática y sin embargo constantemente dinámica. Reflejada en el cambiante cielo de cada noche. Un escalofrío inmóvil recorre su espalda y lentamente pero sin sonreír se deja inundar por la felicidad de una ciudad triste llena de agua.

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12. Antonio Vega // TESOROS

27/07/12 // El menor ruido le despierta. Un despertador genético implantado en su cabeza suena en cuanto la luz del sol aparece por el horizonte. Sin pereza, al segundo toda su atención está rebosante, fijándose en todos y cada uno de los objetos que pueblan su cuarto.

-¿Ángela? ¿Estás despierta?

Su hermana no tiene más remedio que abrir los ojos y volver al mundo de los vivos…

-¿Qué quieres? Es muy temprano, duérmete.

-Ángela, si tuvieras que elegir un juguete de todos los que tienes, pero sólo uno, ¿eh? ¿Cuál elegirías? Si mañana un incendio quemara toda la casa y sólo te diera tiempo a salvar uno de tus juguetes, ¿cuál sería?

Su hermana se revuelve en la cama y maldice para sus adentros, aunque sabe que no se debe maldecir, los simulacros que han hecho en el colegio. Por su culpa su hermano se ha obsesionado con los incendios y con los planes de huida y con los métodos de prevención. Parecía que no podía ser malo pero ahora en la cabeza de aquel chiquillo demasiado despierto sólo hay una posibilidad de incendio en cada esquina.

-¿Ángela?

Sabe que no va a aceptar el silencio por respuesta, ni “ninguno”, ni cualquier salida fácil que se le ocurra. Así que repasa por un momento los pocos juguetes que todavía se digna a tocar para poder ganar unos minutos de sueño. Pero al pensar la lista se le queda corta. Demasiado. Y además acaba de observar en su interior, por primera vez, una total falta de interés por sus cosas. Al menos por las cosas que le habían importado, y mucho, hasta hace unos instantes.

-¡Di Ángela!

Pero Ángela está perdida y no puede dejar de pensar.

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11. Counting Crows // ROUND HERE

26/07/12 // Lo que le llama la atención de él es su manera de caminar. Con pasos muy cortos, como si no quisiera saber cuánto mide la parada de autobús pero no tuviera más remedio. Una y otra vez. De lado a lado. Con la cabeza siempre agachada. Y ella, escondida detrás de sus papeles, se olvida de maldecir por aquellas inesperadas horas extra en la oficina. Él no imagina que le están observando, en aquel apartado polígono industrial, a esas horas de la noche. Que hay alguien fijándose en él. El flequillo largo sobre la frente. Las manos en los bolsillos. Los labios en leve movimiento. Dejando escapar plegarias o lamentos o vete a saber qué. Rodeado de un halo de tristeza y melancolía. A veces se detiene, abre los brazos, clamando ante la noche. Mirando de reojo al cielo. Otras veces camina tanto en la misma dirección que su imagen se esconde entre la terrible oscuridad que separa las farolas de la calle. Entonces ella se levanta, se acerca hasta la ventana para buscarle. Preocupada sin saber muy bien por qué. Pero en seguida él reaparece, moviendo uno de sus brazos como si tocara una guitarra. Ella se extraña y al tratar de alcanzar su rostro con su mirada cree distinguir un cable blanco. Unos cascos quizá. De repente una luz le ilumina. Incierta al principio, concreta después. Él se queda quieto, pierde todo su halo de magia, y mira fijamente hacia la luz. Desde la parte de calle que ella no alcanza a ver aparece un autobús, el autobús nocturno. Él sube, el autobús arranca y la calle se queda completamente vacía. Mucho más vacía de lo que había estado nunca.

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10. Extreme // MORE THAN WORDS

25/07/12 // El heavy vuelve a coger el cd. Saca de nuevo el libreto y echa una última ojeada por las páginas impresas. Se echa a un lado la melena, que comenzaba a taparle los ojos y frunce el ceño. Hay algo que no encaja. Clava su vista en el póster de Van Halen y le pregunta en silencio si él hubiera sido capaz. No termina de entenderlo. Incrédulo, vuelve sobre el reproductor y por enésima vez busca el tema número 5 y le da al play. Una última oportunidad, se dice. Ahí empiezan de nuevo, con esa guitarrita adormilada y esas voces de niñas. “¿Pero qué mierda es esta?”. Poco a poco las muñequeras negras le aprietan. Nota que la sangre ya no circula tan libre ni tan rápido por sus venas. Tiene calor. El pelo le ahoga y empieza a sudar copiosamente. Pequeños puntos de luz recorren su campo visual. Cada vez más hasta que llenan por completo su habitación. Se queda ciego. Dura sólo unos instantes pero al volver a ver su cuarto es consciente de lo que le pasa. Demasiado tarde. Por sus labios escapa un dulce falsete acompasado. Segundos después cae sobre la moqueta, víctima de un ataque agudo de azúcar en sangre. Muerto por moñas.

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9. Willie Nelson ft. Lukas Nelson // NO PLACE TO FLY

24/07/12 // No pican los peces. Su cabeza sin embargo no para quieta. Vuela muy por encima de su viejo sombrero Stetson negro. Lejos, tratando de alinear todas las posibilidades. Ahora puede. Ahora tiene todo el tiempo del mundo. Y paciencia. Pero las opciones, como los peces, se empeñan en darle la espalda. Deja la caña sobre la barca y busca su petaca. El whisky calienta su garganta y sus ideas. Pero no su cuerpo ni sus manos. Se sube el cuello de su cazadora vaquera y observa por un instante el cielo. Las nubes le cubren. Parece que quisieran evitar cualquier posibilidad de fuga. Dejarle sin ningún sitio donde posarse, ningún lugar al que volar. Pero no desiste. La solución, como los peces, está ahí. Así que le dedica un poco más de tiempo. Se rasca la barba, en la barbilla, justo donde comienza sus erizados rizos canos. Tira de ellos en un gesto mecánico, repetido instintivamente una y mil veces. Sumido en la reflexión casi ni se percata de que ha empezado a llover. La noche se aproxima. Las ideas no vienen, los peces tampoco. Recoge el sedal triste. Cansado y más viejo de lo que recordaba. Cuando el anzuelo sale del agua se da cuenta de que no ha puesto cebo. Lo sostiene con una mano viendo posarse las gotas de agua en el acero. Imagina los peces  que han pasado cerca de él pero que no lo han mordido. Y entonces se da cuenta de que es incapaz de recordar qué estaba pensando. Cuál era el problema.

Y hasta su nombre se ha convertido en un pez escurridizo.

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8. Triana // UNA NOCHE DE AMOR DESESPERADA

23/07/12 // Se enamoró de ella la primera vez que la vio, cruzando a toda velocidad la estancia, con su melena tostada al viento. Giró en redondo y se puso tras su estela pero había demasiada gente y era muy complicado seguirla de cerca. Esquivó un par de descapotables de colores que se le echaron encima con habilidad, pero cuando quiso volver a admirarla ya no estaba. Se detuvo un momento en mitad de aquella algarabía y recibió varios empujones de los chicos que se movían por allí con rapidez. Escudriñó todo el lugar hasta que dio con ella, a lo lejos, sonriendo a una amiga con todo el cuerpo, admirable y sencilla y se lanzó hacia allá en picado. Sabía que no tenía nada que perder y que perderla sería la derrota final. Cruzó por pasadizos infernales y evitó trampas mortales pero, justo cuando sonaba la bocina que marcaba el final del turno, consiguió alcanzarla con su coche de choque.

Ella perdió la sonrisa y se le quedó mirando. La gente corría para ponerse de nuevo a la fila y volver a subir. Ellos dos no se movieron. La noche fue larga.

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7. Detroit Cobras // I WANNA HOLLER (but the town’s too small)

22/07/12 // Herido en el estómago camina a trompicones. El sol le aplasta al suelo, el viento le seca la boca. Trata de escupir pero de entre sus dientes sólo sale polvo… Las persianas se cierran a su paso. Nadie quiere verle agonizar. Inspira hondo pero nota cómo el aire se le escapa por el agujero de la tripa. Aprieta los dientes, agacha la cabeza y hace acopio de todas las fuerzas que le quedan, que no son muchas, para lanzar un último grito que hiele la sangre de todos los habitantes de aquel maldito pueblo. Pero justo cuando abre la boca un aullido desgarrador sale de la calle perpendicular, a unos pocos metros. Se arrastra hasta la equina en el momento justo para ver caer a un tipo, herido de muerte en el estómago unos pocos segundos antes que él. No comprende pero en el fondo comprende muy bien. Presenta al sol su última sonrisa y gasta su último aliento en hacer sonar sus botas contra el suelo, en un paso diabólico. El alma se le escapa, su cuerpo inerme cae. Sin grito, sin honra, sin clímax… muerto de risa y bailando. Tiene cojones…
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6. Andrés Calamaro // LAS HERIDAS

21/07/12 // Calamaro encerrado en una casa de dos pisos. Oculto en la habitación más lejana a la puerta de entrada. Él solo, un teclado, una guitarra, varios pedales y un ocho pistas. Calamaro se mira una y otra vez pero no hay espejos en toda la casa. Calamaro se persigue sin moverse. Vigila cada uno de sus sentimientos, de sus sensaciones y cuando caza uno compone una canción. Calamaro se enciende otro cigarro y se da cuenta de que en su alma todavía quedan heridas de hace demasiado tiempo atrás. Y se pregunta por qué. Calamaro se responde “por algo será” y alcanza un boli y su libreta. Cree que tiene algo realmente bueno pero no es capaz de tocarlo con la tinta. Araña la superficie, pelea con el guagua pero no termina de convencerse. Acelera el tempo, cambia el ritmo y el tono de la letra. Se gira, se enfrenta de lleno a su herida y consigue metamorfosear el dolor en algo tangible, maleable. En canción.

“Esta vez yo vuelvo y tú no estás. No puedo aceptarlo y nada más.”

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5. Los Planetas // TIERRAS ALTAS

20/07/12 // La chica guapa se pone de puntillas y me besa, casi furtivamente. Después corre hacia su casa y desaparece tras el portal. Y yo me quedo aquí plantado, en mitad de esta noche recién estrenada. Hace sólo unos días que la chica guapa se fijó en mí, que comenzó a hacerme preguntas. Yo nunca he destacado en nada, todo esto es una sorpresa. Pero oye, habrá que disfrutar este momento. No sé cuándo la chica guapa se fijará en otro, más fuerte, más guapo, más listo, mejor. Quizá sea mañana, quizá pasado. De momento voy a sonreír y a recordar que, por unos instantes… estos instantes, no hay nadie mejor que yo. Y cuando llegue la caída me despeñaré sonriendo, pensando que aunque lo que me quede por delante no merezca la pena, una vez estuve en lo más alto, soñando con la eternidad.
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4. Sigur Rós // HOPPIPOLLA

19/07/12 // El hielo ha formado una cueva y dentro no es que haga calor, pero al menos te puedes quitar el gorro. Avanzo por un pasillo azul celeste, reflejado en las aristas más pulidas. Me quito los guantes al llegar a una especie de corredor en el que, increíblemente, crecen flores por todas partes. Enraizados en el hielo claveles amarillos, rosas rojas, tulipanes naranjas y gladiolos malvas. Hay tantas que la estancia se convierte casi en una selva de colores. El calor es casi corporal así que me abro el abrigo y salto sobre un charco. Al fondo un hombre delgado se acerca. Está vestido de negro, tocado con un penacho de plumas blancas. Lleva en su mano un arco de violín y comienza a hablarme con una voz dulce, serena, cada vez más agudo, pero nunca molesto. Un crescendo de emociones que, sin embargo, no consigue frenar las palabras que acuden en tromba a mi boca:

-¿Pero qué dices? ¡No te entiendo!
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3. Alabama Shakes // YOU AIN’T ALONE

18/07/12 // Cuando se baja del autobús ya es noche cerrada. Los escasos pasajeros que viajaban junto a él salen en pocos minutos de la estación. El autobús arranca también con un gruñido del motor que envuelve en humo toda la carretera. Él entra en el baño a mear y a quitarse un poco el calor que se le ha pegado a la piel durante el viaje. Se echa agua en la cara y al incorporarse se ve ahí delante, en el espejo. Solo. E irónicamente, por primera vez, se encuentra demasiado joven. Y dentro de él crece un miedo a lo que hay al otro lado de la puerta. Al abismo de calles por conocer, de gente por encontrar. Miedo a los amaneceres y los atardeceres. Pánico al mañana… a qué será. Se echa la mochila al hombro y empuja la puerta. En la estación de autobuses no hay nadie. Una luz tiembla en el techo y otra dentro de su pecho. En una esquina de la sala se oye un rumor. Instintivamente se acerca a él. Allí, ante la peor audiencia de la historia, una televisión vomita sus imágenes sin cesar, sin importarle si alguien mira o no. En la pantalla una rotunda mujer de color canta una canción como si le arrancara al mismísimo Dios un puñado de arroz de las manos. Y en ese momento él entiende por fin que con un televisor, jamás estará solo.
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2. Guillemots // I DON´T FEEL AMAZING NOW 

17/07/12 // Ella le mira con admiración. Le observa pintar tras la puerta entreabierta de su estudio, concentrado, obsesionado con formas y colores. En busca de una belleza universal, definitiva. Cuando come junto a él, ella admira su natural modo de ser normal. De cortar un pedazo de pan. De preocuparse por las cosas terrenales, el día a día, los recibos, el trabajo rutinario de ella. Ella le responde con humildad, cuidando cada una de sus palabras. Pero después, cuando su presencia se hace más habitual, se relaja. Hablan de lo divino y lo humano, filosofan, se escuchan y ríen. Los dos ignoran que él busca precisamente eso, su risa, la concentración pura de la belleza en un instante imposible de captar, inalcanzable. Ella no sabe que ante su sonrisa él no es más que otro admirador, navegando muy lejos de la genialidad.
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1. Kaiser Chiefs // I PREDICT A RIOT 

16/07/12 // Las horas extra de ayer no se las pagó nadie. Ni se las van a pagar. Su sueldo empieza a no ser suficiente y su horario cada vez se alarga más. Sus dos hijos ya han renunciado a todos sus caprichos porque la voluntad de la hipoteca y los recibos es mucho más fuerte. Su mujer lleva ya más de un año en el paro y él no es psicólogo, pero lo suyo empieza a ser una depresión. Y así, aunque parezca mentira, se le quitan a uno las ganas de dar hostias. Sobre todo si dar hostias es tu trabajo. Así que escondido tras su escudo, ante la enésima protesta de ciudadanos indignados, no arranca a correr pegado al hombro de sus compañeros. Julián, el pobre, con lo buen chico que era, se para un instante y le grita que no se rezague. Pero ya no puede más. Tira el escudo de antidisturbio al suelo y se levanta la visera del casco. Un joven le mira intrigado tras su palestino. Él no hace nada, solo levanta la porra y golpea como le han enseñado, en los muslos de Julián. “Qué coño”, piensa, “esta gente tiene razón. Llevamos toda la vida currando y ahora tenemos que pagar con nuestro dinero las cagadas de otro. Y yo no he vivido por encima de mis posibilidades. Yo llevo ya meses dando palos por encima de mis posibilidades. Y ya está bien. Hasta aquí.”
Julián no reacciona al primer golpe pero en seguida toda la turba se da cuenta: ahora sí que TODOS lo vamos a pasar muy mal.
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